Liberty Valance
Podemos debería saber que si hay una libertad que es sagrada para los ciudadanos es justamente la de expresión
Pablo Iglesias, líder indiscutible de Podemos, cometió una de sus mejores hazañas al regalarle a Felipe VI, líder indiscutible de la Corona española, una colección de vídeos de Juego de tronos. El Rey no puede aceptar regalos, pero la cuantía de la operación y su significado, que bordeaba la ofensa, debieron desaconsejar su rechazo.
El Rey puede aceptar consejos, sin embargo, sobre todo si no tienen un carácter lucrativo ni pecaminoso. Yo me atrevo a darle uno, ahora que el asunto de la libertad de expresión se ha puesto de actualidad con Podemos y Pablo Iglesias.
Con todo el respeto, propongo a Su Majestad que le devuelva al dirigente de la formación alternativa una copia en DVD de una película de John Ford, El hombre que mató a Liberty Valance. Hay una secuencia inolvidable en la película en la que el director del periódico local, encarnado por Edmond O’Brien, le dice a James Stewart —que hace de abogado y ha recibido una paliza extraordinaria con un látigo— que todo lo ha hecho por defender la libertad de expresión. Liberty Valance (Lee Marvin) le ha propinado la paliza por haber escrito un artículo que no le gustó.
Buena historia para aprender de ella. No hace falta mucho análisis para interpretarla: los periodistas que se han sentido amenazados u ofendidos por responsables de Podemos que no compartían su punto de vista tienen razón al quejarse, porque el uso de las redes sociales, en lo que son auténticos especialistas algunos militantes de Podemos, puede convertir la vida de cualquiera en un infierno. Iglesias ha decidido asumir el papel de Liberty Valance en esta pequeña historia y ha dicho que los periodistas pueden acudir al juez.
Un mal papel el de Lee Marvin, del que cualquier responsable político debe huir como de la peste. Hacerse enemigo de la libertad de expresión es mucho más que hacerse enemigo de algunos periodistas. Eso no sé si está en los manuales de comunicación de Podemos, pero si hay una libertad que es sagrada para los ciudadanos es justamente la de expresión.
Felipe VI no parece haber seguido el consejo de Pablo Iglesias de que viera Juego de tronos, porque no ha matado a su hermana ni a su cuñado.
Pero nuestra democracia mejoraría bastante si los dirigentes políticos de formaciones emergentes vieran la película de John Ford. Yo creo que a nadie le haría mal que nuestro Monarca le regalara a Pablo Iglesias una copia. Y él ya vería cómo ajustar su papel. Una pista: no debería ser ni el de Lee Marvin ni el de John Wayne.
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