¿Hay un genocidio de cristianos en Oriente Próximo?
Trump utiliza frecuentemente la palabra cuando se refiere al Estado Islámico
En una de sus controvertidas afirmaciones, el presidente Donald Trump ha defendido que existe un genocidio contra los cristianos en Oriente Próximo. Durante un Desayuno de Oración Nacional celebrado el pasado jueves, expresó esa convicción que ya había manifestado durante la campaña electoral. Anoche lo reiteró: "El ISIS [Estado Islámico] está en una campaña de genocidio en todo el mundo".
Pocos conocedores de Oriente Próximo negarán que los cristianos sufren discriminación, acoso e incluso la violencia de los islamistas fanáticos. Pero ¿ha habido realmente un genocidio como denuncia Trump?
Hemos visto una campaña de ISIS de genocidio contra los cristianos, en la Edad Media lo habíamos visto, y desde entonces no lo hemos visto, el corte de las cabezas, ahora cortan las cabezas, ahogan a la gente en jaulas de acero
A falta de una investigación a fondo, las opiniones están divididas. Mientras que algunos expertos han visto en la persecución del Estado Islámico (ISIS) una prueba concluyente del afán aniquilador que lleva implícito el término, otros subrayan que, a pesar de los abusos cometidos, no se han dado las estrictas condiciones establecidas en la Convención sobre Genocidio de la ONU de 1948. Ese documento tipifica como tal “actos cometidos con la intención de destruir, en todo o en parte, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso”.
“Genocidio es una palabra muy técnica que requiere mucha verificación y no es fácil dar una respuesta sí / no”, admite en conversación telefónica el dominico Amir Jaje, consultor pontificio para el Diálogo Interreligioso.
Natural de Qaraqosh, una localidad cristiana situada al sureste de Mosul y que ha estado bajo la férula del ISIS hasta hace unos meses, el padre Amir habla desde la experiencia directa. “Si miramos lo que ha pasado en Irak y Siria, en las zonas controladas por el llamado Estado Islámico, ha existido esa intención de borrar todo lo que sea ajeno al islam, no sólo a los cristianos, sino también a los yazidíes. No se ha tratado sólo de ataques. Es cierto que al principio, en Mosul, [el ISIS] ofreció [a los cristianos] convertirse, pagar una tasa o irse, pero luego eso se acabó y sólo les quedó la conversión al islam o la muerte. En mi opinión, lo sucedido ha sido un verdadero genocidio".
Christians in the Middle-East have been executed in large numbers. We cannot allow this horror to continue!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) January 29, 2017
Esa pareció ser también la interpretación que hizo el anterior secretario de Estado, John Kerry, cuando el año pasado afirmó que el ISIS era “responsable del genocidio de grupos en las zonas bajo su control” porque “mata a cristianos porque son cristianos; a yazidíes porque son yazidíes; a chiíes porque son chiíes”. Unos días antes, la Cámara de Representantes de EE. UU. había aprobado una resolución en ese sentido con el respaldo tanto de Demócratas como de Republicanos.
“Genocidio es un término complejo, con un significado legal limitado (según la Convención de la ONU), pero que a menudo se politiza para explotar los límites de esa definición (incluyendo, por ejemplo matanzas a gran escala por motivos políticos, como en Camboya), pero también para llamar la atención hacia un grupo de personas que han sufrido matanzas y abusos de derechos humanos en modos que, según la definición oficial, tal vez no sean genocidio”, explica por su parte Joost Hiltermann, director del programa de Oriente Próximo del International Crisis Group.
Este experto, que a finales del siglo pasado investigó la matanza de 100.000 kurdos iraquíes por el régimen de Saddam Husein, no cree que aparte de ese caso haya habido otras acciones genocidas en Oriente Próximo en los últimos cincuenta años hasta los yazidíes. Esta comunidad étnico-religiosa de Irak fue objeto de asesinatos organizados por parte del Estado Islámico en agosto de 2014. “Se puede probar tanto la intención genocida (se los singularizo por ser un tipo concreto de no musulmanes) como el número, aunque sólo en relación con el tamaño de la (muy pequeña) comunidad yazidí de Irak”, señala Hiltermann en un intercambio de correos electrónicos.
“Aunque los cristianos en Oriente Próximo, al igual que muchas minorías religiosas y étnicas, han sufrido discriminación en partes de un mundo árabe predominantemente musulmán en diferentes épocas, si su número ha disminuido a lo largo de los siglos se ha debido sobre todo a la emigración como respuesta a esa marginación, así como a contar con el patrocinio en Occidente de Gobiernos, iglesias y comunidades en el exilio, no a grandes matanzas”, defiende.
De hecho, desde el Holocausto, los tribunales internacionales sólo han reconocido dos casos de genocidio Ruanda (en 1994) y Srebrenica (Bosnia-Herzegovina, en 1995), algo criticado por quienes consideran que la definición legal de ese delito es demasiado estrecha. Estados Unidos, por su parte, incluye también Camboya (en 1989) y Sudán (en 2004). La adición de las tropelías del ISIS en Irak y Siria se hizo a instancias de varios grupos cristianos, el Museo Conmemorativo del Holocausto de EE. UU. y Unidos para Acabar con el Genocidio, entre otros. Pero ni la resolución de la Cámara ni las declaraciones de Kerry hablaban en exclusiva de los cristianos.
“¿Ha matado el ISIS a muchos cristianos? Aunque defiendo que la intención es más importante que el número, simplemente, y por fortuna, no tenemos ninguna cifra significativa. El ISIS ha matado a muchos más musulmanes que cristianos. Si el ISIS se hubiera salido con la suya, hubiera matado al mundo entero por pensar de forma diferente de la suya”, insiste Hiltermann. En su opinión, “el potencial [genocida] está ahí. Pero por ahora, [el debate] es sólo un ejercicio de cinismo político”.
El padre Amir tampoco se engaña al respecto. “Los cristianos de Oriente Próximo siempre hemos sido utilizados como moneda de cambio por los políticos y Trump no es una excepción. No ha hecho esas declaraciones porque defienda a los cristianos, si no por sus propios intereses”, asegura temeroso de que su intención de favorecer a los refugiados cristianos pueda “despertar celos [entre los musulmanes] y tal vez ataques”.
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