‘Yes, you can’
Dejó en nada a los seguidores del magnate adicto a la elusión fiscal, disfrazado de cómico tribuno de la plebe humilde
Dijo el viernes tío Gilito Trump en su toma de posesión que esta no era la transferencia “de una Administración a otra, de un partido a otro”, sino “desde Washington al puebloamericano”. Apenas nadie le coreó en el Mall capitolino.
Si hubieran sabido que los de Obama transferían sus puestos al pueblo y no a una cohorte de petroleros putinescos, generales protortura, yernos émulos del de Aznar, banqueros de la casa de banca más corrupta del mundo y Barbys prostibularias elevadas a Damas, habrían ido a aplaudirle.
Quizá por eso, porque se supieron mayoría, la Marcha de las Mujeres liberales celebrada el sábado en la misma ágora fue de antología. Dejó en nada a los seguidores del magnate adicto a la elusión fiscal, disfrazado de cómico tribuno de la plebe humilde. Ellas (y ellos) pueden. Fueron medio millón en Washington y 100.000 en Londres, y muchos en muchas capitales del mundo.
Ellos, vosotros, podéis. Sóis más calle. Y sobre todo acumulásteis más votos populares, aunque luego fueran menos los compromisarios: sóis mayoría. Y atesoráis más razones y menos inquinas.
En esa América que puede, en esa América que quiere, en esa América heredera de las grandes causas liberales y democráticas, inmune al odio y al revanchismo, depositan los demócratas del mundo sus esperanzas.
Al día siguiente de la toma de posesión más fría y cursi de la historia, habéis hablado. Fraguáis la alianza de los ganadores que perdieron. Si continuáis, vendrán a vosotros cuando se despierten de la pesadilla. No estáis solos.
Ahí se activan los 50 consulados mexicanos, en 50 ciudades clave de EE UU, prestos a catapultar los derechos de aquellos a quienes el plutócrata pretende privarles de todo, como propugna Jorge Castañeda. Allá se aprestan hasta los chinos, que recién descubren, bajo feroz dictadura, el elixir del comercio libre.
Resistid. Llegaremos también los europeos. Aprenderemos a aliarnos, transversales, con todos vosotros: desheredados sociales y jóvenes ejecutivos demócratas y veteranos empresarios conservadores sometidos al nuevo diktat autocrático. Aprenderemos a instalar una política exterior amiga, también ciudad por ciudad, como la mexicana, en todo el país-red que él desprecia y humilla, y en el orbe ahora huérfano de capitán liberal. You can. And we do.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.