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LA DEFENSORA DEL LECTOR
Columna
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El silencio sobre ‘Football Leaks’

Por qué EL PAÍS ha decidido no hacerse eco de las noticias procedentes de filtraciones

Desde septiembre de 2015, una misteriosa web portuguesa que denuncia escándalos en el mundo del fútbol, conocida como Football Leaks, empezó a convertirse en la pesadilla de los grandes equipos y de sus estrellas. Ya en 2016, una ingente cantidad de información (18,6 millones de documentos), obtenida de manera no aclarada por dicho portal, le fue filtrada al semanario alemán Der Spiegel, que la distribuyó entre los 12 miembros de la red de periodistas de investigación (EIC) en la que figura también el diario español El Mundo que, desde el sábado 3 de diciembre, ha venido publicando noticias de gran impacto a partir de dichas filtraciones. EL PAÍS no se ha hecho eco de ninguna de ellas, y varios lectores me han escrito protestando por este motivo.

Muchos medios de comunicación, ajenos a la red, han recogido algunos de los datos más llamativos procedentes de esas filtraciones, como el que acusaba a la estrella del Real Madrid, Cristiano Ronaldo, de mantener supuestamente ocultos en paraísos fiscales 150 millones de euros obtenidos gracias a sus derechos de imagen. Como saben los lectores de EL PAÍS, este periódico no recogió ni en su edición digital ni en la impresa ninguna de estas noticias. Ni ese día, ni los días siguientes. Lo que motivó que el lunes 5 de diciembre, un lector, Ramón Rivera, me remitiera la siguiente carta:

“El pasado sábado saltó la noticia de la presunta evasión fiscal, entre otros, de Cristiano Ronaldo. De ello se han hecho eco diversos medios de comunicación: prensa, televisión, etcétera. A día de hoy, lunes, EL PAÍS, ni en su edición escrita ni en la digital, ha hecho ninguna referencia a ello. Los lectores de este diario tenemos derecho a conocer noticias como esta. ¿Por qué este silencio? Desde una óptica puramente periodística no lo entiendo”.

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Al día siguiente, otro lector, Daniel Ramos, se preguntaba lo mismo en otro mensaje llegado a mi buzón.

“Apreciada señora Defensora:

Probablemente no seré el primero, pero por si acaso. Es sorprendente el silencio de EL PAÍS sobre la denuncia hecha por El Mundo y la EIC sobre la evasión fiscal cometida por futbolistas más la orden de silencio que raya en la censura del juez Zamarriego, en especial después del largo seguimiento que EL PAÍS hizo del caso Messi”.

Este mismo lector, con el que he intercambiado varios mensajes, me envió un enlace a una noticia publicada por este diario en marzo pasado, bajo el título: 'Football Leaks': El Barcelona pagó 82 millones por Luis Suárez. Y se preguntaba si ha cambiado desde entonces el criterio editorial del periódico.

Otro lector, José Luis Cortina, escribe: “Tras 42 años leyendo EL PAÍS, tengo 52, no puede entender qué decisión editorial hace que el diario no considere como noticia la continua, flagrante e insultante evasión fiscal del jugador Cristiano Ronaldo, y que todo el esfuerzo del diario esté centrado en el supuesto fraude de la familia de Nadia. Ambos hechos son reprobables, pero puestos a medirlos, no acabo de entender que la segunda sea una noticia cada día, con entre media y casi una página y no lo sea el caso de Ronaldo (…) Pero, qué puedo pensar del diario que no me da la oportunidad de estar informado, para ello me ha obligado a tener que leer otros diarios. ¿Qué mueve a su diario a ocultar esta noticia?, ¿por qué protegen a un evasor? Me da igual que sea una marca nacional, ¿se está protegiendo a las grandes empresas detrás de él?”.

Entiendo que la reclamación de los lectores es, en principio, razonable, ya que EL PAÍS recoge de vez en cuando noticias relevantes y exclusivas de otras cabeceras –y a las que no ha tenido acceso-, dejando clara su procedencia. Una práctica común en los medios de comunicación. La decisión de no hacerse eco de las noticias procedentes de filtraciones de Football Leaks la tomó el director, y en su nombre, el director adjunto, Jorge Rivera, responde a los lectores con un largo mensaje que reproduzco a continuación:

“El hecho de que otros medios difundan una noticia no es motivo suficiente para que nosotros la publiquemos si no podemos verificarla. En este caso no tenemos acceso a los documentos que supuestamente demuestran la evasión fiscal cometida por varios futbolistas. Y no nos parece correcto dar pábulo a informaciones que comprometen la reputación de personas sin tener las pruebas de las acusaciones. ¿Qué sucedería si estas luego se demostraran falsas? Hace unos meses se publicaron los llamados papeles de Panamá, y se relacionaron con los nombres de multitud de personajes públicos. En algunos casos estos no aparecían en los papeles, en otros la relación era difusa, en algunos no se había cometido ninguna ilegalidad. Pero el nombre de todos quedó salpicado por la multiplicación de informaciones en los medios, la mayoría de los cuales ni siquiera habían tenido acceso a los documentos. Hubo rectificaciones y matizaciones, pero con una repercusión mucho menos efectiva que las informaciones originales en la inmensa mayoría de los casos”.

Respecto a la objeción de Daniel Ramos, uno de los lectores arriba citados, que me envió el enlace de una filtración de Footbal Leaks publicada por este periódico, Rivera explica:

“Nosotros dimos efectivamente una noticia sobre Football Leaks hace unos meses. Pero entonces el procedimiento de distribución de la información fue distinto. Football Leaks hizo públicos en su web los documentos que sustentaban el caso y tuvimos la oportunidad de trabajar con ellos”.

Y concluye: “En cualquier caso nosotros nos hemos hecho y nos haremos eco de las consecuencias relevantes, policiales, judiciales o de otro tipo que pudieran derivarse del asunto. En concreto, en los casos de futbolistas inmersos en problemas fiscales hay múltiples informaciones publicadas. El pasado día 7, publicamos la información de que la Fiscalía había denunciado a Xabi Alonso, Di María y Carvalho por fraude fiscal. En el caso de Messi este periódico ha dado cuenta puntualmente de sus problemas con Hacienda porque la información procedía de fuentes a las que teníamos perfecto acceso”.

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