Llegan las Gemínidas, la gran lluvia de estrellas de diciembre
El paso del asteroide Faetón cerca del Sol dejará un reguero de fogonazos con un máximo entre el 13 y el 14 de diciembre que competirá con la luna llena
Esta semana, con un pico entre la tarde del 13 y el amanecer del 14, se podrá observar una de las lluvias de estrellas más populares del año. Las Gemínidas se podrán observar en ambos hemisferios, aunque el fenómeno será más espectacular en el norte. El momento de máxima actividad, cuando se podrá ver un mayor número de fogonazos en el cielo, se producirá a las 2 de la madrugada hora local, independientemente del lugar del planeta en que nos encontremos.
Como cuentan desde el Instituto Astrofísico de Canarias, el origen de esta lluvia de estrellas es el asteroide Faetón. Este objeto es un “cometa rocoso”, una especie de híbrido entre asteroide y cometa. Cuando se acerca mucho al Sol, algo que sucede una vez cada 1,4 años, el calor quema los residuos de polvo que cubren su superficie y forma una especie de cola de grava. Además, es probable que Faetón tenga pérdidas por un proceso llamado desecación, porque se calienta tanto en comparación con otros cuerpos del sistema solar al acercarse al Sol, que se cree que las temperaturas tan extremas están implicadas en la destrucción de partes de la superficie cada vez que se acerca al perihelio. Faetón es un asteroide de unos 5 kilómetros de diámetro, la mitad de tamaño del que acabó con los dinosaurios.
Esta lluvia de estrellas, que fue observada por primera vez en 1862, contará en esta ocasión con la competencia lumínica de la Luna llena, que coincidirá con el momento de máxima actividad de las Gemínidas.
Las llamadas estrellas fugaces son en realidad pequeñas partículas de polvo de distintos tamaños, algunas menores que granos de arena, que van dejando los cometas o asteroides a lo largo de sus órbitas alrededor del Sol. La corriente de partículas o nube de escombros, resultante (denominados meteoroides), debido al deshielo producido por el calor solar, se dispersa por la órbita del cometa y es atravesada cada año por la Tierra en su órbita alrededor del Sol. Durante este encuentro, las partículas de polvo se desintegran al entrar a gran velocidad en la atmósfera terrestre, creando los conocidos trazos luminosos que reciben el nombre científico de meteoros.
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