Los ‘Christian Surfers’: cristianos que surfean con Dios
Hablamos con los surfistas que cabalgan las olas tratando de imitar a Jesús pero ceden las mejores al prójimo
“Creemos que Dios es el creador del mundo y, por tanto, de las olas”, dice Tamiris Rahim, surfista y cristiana. A priori, el surf y el cristianismo son dos cosas que no relacionaríamos, pero existe un movimiento internacional, los Christian Surfers, que busca hacer coherente la práctica y la cultura del surf con los valores de Jesucristo. En 2011 llegó a España y ya existen grupos en Galicia, Asturias, País Vasco, Cataluña, Valencia, Andalucía y los territorios insulares: son esos surfistas que cabalgan las olas tratando de imitar a Jesús. Al fin y al cabo, la Biblia dice que caminó sobre las olas. Y en la imagen comúnmente aceptada lleva barba y melena, como muchos surfistas. Aunque, claro, lo importante no es eso.
“De lo que se trata es de amar al prójimo, de dar servicio a los demás, en nuestro caso dentro de la comunidad del surf”
“De lo que se trata es de amar al prójimo, de dar servicio a los demás, en nuestro caso dentro de la comunidad del surf”, explica Marc Pradales, director de Christian Surfers España, de 31 años, además de profesor de surf y estudiante de Teología. El movimiento surgió en Australia en 1983, de la mano del fundador Brett Davis, surfista aficionado a Jesús y a trabajar con la madera, que fue el pionero en conectar las enseñanzas religiosas con las olas. En 1999, Christian Surfers se hizo internacional, y hoy tiene ramificaciones en 35 países. Sus objetivos: evangelizar a los surfistas del mundo, servir de puente entre la Iglesia y la playa y crear misiones de surfistas por todo el planeta. ¿Se puede mezclar surf y cristianismo? “El surf es un estilo de vida centrado en uno mismo, mientras que el estilo de vida de Jesús está centrado en los demás. Pero no hay nada inherentemente malo en el surf”, explican los Christian Surfers en su web. Para ellos solo hay un genuino christian surfer: aquel que no convierte el surf en un “ídolo”, porque Dios no admite competencia, y entrega su vida y su surf a Jesús.
En España aún son pocos, unos cincuenta surfistas, pero su principal preocupación no es ser legión. “Con más gente implicada podríamos servir mejor, pero la cantidad es algo secundario”, dice Pradales. Entre sus actividades está el echar una mano como voluntarios en clases de surf para personas con movilidad reducida o realizar labores medioambientales como la limpieza de playas. Los grupos, además, participan en eventos de surf, se reúnen en la playa para coger olas y hablar de la Biblia, y celebran reuniones nacionales en las que se juntan miembros de diferentes puntos de la geografía.
Tamiris Rahim, de origen brasileño aunque residente en Asturias desde la infancia, tiene 25 años y está acabando la carrera de Derecho. Conoció esta mezcla de surf y cristianismo de la mano de su padre, que tiene un taller de tablas de surf en Gijón. “Hace unos años la imagen que había de la comunidad del surf no era demasiado buena”, explica, “se veía a los surfistas como hippies consumidores de droga, pero en realidad el surf es una práctica muy sana que aparta a los jóvenes de otras actividades más perjudiciales”. Eso sí, no hay nada malo en la cultura surf o en la pinta estereotípica de los surfers: los surferos cristianos también viajan en furgonetas, a veces con sus melenas, sus sudaderas y sus piercings, buscando las olas aquí y allá. “Solo queremos llevar la buena noticia a las playas”, dice la surfista. ¿Qué buena noticia? “Pues que hemos conocido a Jesús y eso ha impactado nuestras vidas”.
“Muchas veces, en la playa, la gente ni sabe que somos cristianos”, cuenta Pradales, “cuando se enteran les sorprende y nos hacen muchas preguntas, el interés por conocernos suele ser más grande que el nuestro por darnos a conocer”. La incomprensión hacia su movimiento podría darse en dos direcciones: desde el colectivo de los cristianos y desde el colectivo de los surferos. “Pero la acogida suele ser siempre positiva. Como digo, solemos generar bastante curiosidad”, dice Pradales.
Los surferos cristianos también viajan en furgonetas, a veces con sus melenas, sus sudaderas y sus piercings, buscando las olas aquí y allá
Además, no es estrictamente necesario ser cristiano para participar en sus actividades: acogen a cualquier interesado con buena voluntad y ganas de ayudar. Tampoco hace falta ser surfista. Ni católico: “De hecho, Christian Surfers está más relacionado con el ala protestante del cristianismo”. ¿Hay falta de fe entre la juventud? “Pues claro: vivimos en la posmodernidad, se quiere vivir en una España poscristiana y el cristianismo se ve como algo histórico, algo del pasado. Pero no lo es”, afirma el director. “Nosotros seguimos creyendo en que Jesús existió, pisó nuestro planeta, y resucitó. Y compartimos los valores que enseñó”.
¿Y cogen los surfistas cristianos mejores olas? “Pues no”, bromea Rahim, “en realidad cogemos las peores, porque cedemos las mejores al prójimo”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.