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Cartografiar el alma del río Marañón

Un proyecto mapea esta vía fluvial castigada por los vertidos de petróleo y el proyecto de la Hidrovía Amazónica para demostrar el alto valor espiritual que tiene para las comunidades indígenas

Indígenas kukamas pescan en el río Marañón, en la región de Loreto (Perú).
Indígenas kukamas pescan en el río Marañón, en la región de Loreto (Perú).Juanjo Fernández
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"No podemos permitirnos el lujo de seguir equivocándonos. Son nuestras vidas las que están en juego con la del río". Leonardo Tello, director de Radio Ucamara, es tajante. Se refiere a los estudios, iniciativas y toma de decisiones que desde los diferentes organismos públicos, privados o no gubernamentales se realizan sobre el río Marañón. Tello considera que este afluente peruano del Amazonas está en peligro por dos amenazas: la explotación petrolífera y el proyecto de la Hidrovía Amazónica.

El deficiente estado del Oleoducto Norperuano, paralelo al curso del Marañón y construido hace más de 40 años, ha provocado ya 10 vertidos en lo que va año. El último se produjo el pasado 15 de noviembre, tan solo tres días después del anterior, registrado en la comunidad Maypuco, en el distrito de Urarinas en Loreto al nordeste de Perú. Ambos se suman a una larga lista que ha empujado a la compañía estatal Petroperú a declararse en estado de emergencia el pasado día 2. Ya antes, el 29 de octubre, el Gobierno había declarado la zona en emergencia durante 60 días ante el temor a las consecuencias de las lluvias torrenciales y la subsiguiente crecida del río. Una inquietud que la población de la zona alberga desde mucho antes y que se ha traducido en una acción de protesta a la que se han unido más de 50 comunidades: obstaculizar el paso de embarcaciones fluviales por el Marañón.

Paros y protestas

Antonio López

La lucha de los pueblos indígenas de la Amazonia peruana contra las petroleras ha comenzado a dar sus frutos. Su voz ha llegado hasta Lima y el Gobierno la ha escuchado.

Las protestas comenzaron en septiembre con un paro indefinido, convocado por las organizaciones indígenas, como protesta por los continuos vertidos de petróleo. Las comunidades nativas del distrito de Urarinas decidieron bloquear los ríos Marañón, Corriente y Chambira utilizando para ello barcazas de Petroperú. Paralizaron la actividad en el aeropuerto de Trompeteros, y tomaron la estación petrolera de Saramurillo y Saramuro, después de que la empresa Pluspetrol Norte, SA, evacuara de la instalación a sus trabajadores.

A la zona acudieron pobladores de todas las comunidades para respaldar el paro. Se produjeron incidentes con algunos tripulantes de las embarcaciones, que fueron acusados de disparar a los manifestantes. Los huelguistas decidieron liberar las embarcaciones de pasajeros y comerciales, algunas de las cuales llevaban atrapadas desde septiembre. Muchos productos llegaron en mal estado y los precios en los mercados de Iquitos se incrementaron hasta un 80%. Las naves de transportes de combustibles continuaron retenidas y el gas incrementó también su precio.

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A pesar de las insistentes peticiones de sus habitantes, aún no se ha publicado ningún estudio contrastado sobre el estado del agua en las poblaciones afectadas por los derrames. La percepción local es que ha aumentado el número de enfermedades y afecciones desde que en junio de 2014 se produjo el vertido de más de 2.000 barriles de petróleo en la localidad de Cuninico. Esa impresión quedó corroborada con los análisis realizados a 127 moradores de la comunidad, que han mostrado elevados índices de metales pesados en la sangre, aunque según las autoridades sanitarias no llegan a ser peligrosos para la salud humana. Además, la pesca ha disminuido hasta casi desaparecer. Si antes del derrame la quebrada (arroyo) y la cocha (laguna) proveían capturas suficientes para consumir pescado a diario y vender en los mercados cercanos, ahora esta última se ha secado. Los pescadores de la zona han de desplazarse cada más lejos para atrapar algo en sus redes.

Las cochas son lagunas que se forman junto al río cuando este cambia su curso, algo que sucede cada 40 años, y son ricas en todo tipo de vida, convirtiéndose el principal sustento de la población. Para el pueblo kukama, cada cocha tiene una madre que cuida de todos los seres que la habitan. También están las pozas, lugares de mayor profundidad y riqueza, las muyunas, sus entradas, las ciudades sumergidas, los barcos fantasmas y un sin número de lugares que componen el mundo kukama.

Posicionar todas ellas en el mapa es al mismo tiempo una preservación de la memoria kukama y una herramienta política con la que demostrar que el río es también territorio, que está lleno de vida y espiritualidad y que merece ser protegido como tal, no solo como vía fluvial. Armando Mercado, coordinador de proyecto en WCS (Wildlife Conservation Society) explica los fines del proyecto: "generar el mapa cultural, espiritual y territorial de las comunidades asentadas en el río Marañón contribuye a conceder al río ese rol vital y territorial en su relación con las comunidades como un espacio para vivir, aprender, compartir y transmitir".

Hay más muertos en el río, los pueblos se sitúan a sus orillas y estas van desapareciendo a base de desbarrancamientos. Los kukamas creen que estos se producen cuando la madre está molesta y araña la tierra, de forma que los pueblos han de cambiar de ubicación cada cierto tiempo. Casas, colegios, iglesias, chacras (terreno de cultivo)… todo se adentra en el río, también el cementerio. El descanso eterno no existe en el río, al que consideran un ser vivo en constante transformación.

Este carácter vital del Marañón es lo que el Proyecto de Hidrovía Amazónica parece no entender. El plan consiste en dragar parte del río en una franja de unos 30 metros de ancho en su centro para facilitar la navegabilidad de buques de gran calado y capacidad de carga desde Manaos en Brasil hasta Yurimaguas en Perú, atravesando los ríos Amazonas, Ucayali, Marañón y Huallaga. Ya están construidas la carretera entre Yurimaguas y Paita, el puerto de salida al Pacífico y otras infraestructuras necesarias para su funcionamiento.

Pero para que la hidrovía sea funcional es necesario mantener activo el dragado de forma permanente en los 13 malos pasos de los ríos. A pesar de lo que dice el estudio de impacto medioambiental, las voces más críticas con el proyecto están convencidas de que remover el lecho del río va a tener consecuencias para sus vidas. Con todo, gracias a la presión de estas comunidades, las autoridades han realizado un proceso de consulta previa. Tuvo lugar entre marzo y septiembre de 2015 y culminó el día 22 de dicho mes con un acuerdo entre los representantes acreditados de los pueblos indígenas y el Ministerio de Transportes y Comunicaciones. Mariana Montoya, directora de WCS en Perú, recalca la necesidad de disponer de buenos estudios de impacto ambiental, que realmente sirvan para decidir si un proyecto es viable o no y como puede hacerse de la mejor manera.

Aún no se ha publicado ningún estudio contrastado sobre el estado del agua en las poblaciones afectadas

Una de las voces más críticas con el proyecto de la hidrovía es la de Radio Ucamara —acrónimo de Ucayali y Marañón— que centra su trabajo en los temas indígenas, especialmente kukamas. Sus seis miembros pertenecen a esta etnia. La radio no emite en este momento su programación habitual, que también incluye programas en lengua kukama —la única de toda la región que lo hace— debido a una avería en su radioenlace. Paradójicamente, este infortunio hace que sus componentes estén más activos que nunca en el resto de proyectos que desarrollan, como videoclips musicales en lengua kukama, recogida de cuentos tradicionales y publicación de libros y su proyecto de mapeo del Marañón entre otros. Todos ellos persiguen tres grandes objetivos: la denuncia de los problemas sociales y medioambientales, la preservación de la lengua kukama y la conservación de su memoria y cultura.

Con este último objetivo trabajan desde hace dos años en la elaboración de un mapa de la realidad material y espiritual de la cuenca baja del río Marañón para conocer las relaciones entre el río (medio natural) y las comunidades (territorio). Un objetivo acorde a la iniciativa Aguas Amazónicas, que desde hace ya unos años promueve WCS y que busca resaltar la importancia de la Amazonia como el sistema acuático más grande del mundo, y no solo como bosque tropical. A partir del testimonio de los habitantes de cada zona, obtenido en entrevistas, se están georreferenciando las diferentes historias y mitos. Algunos como el del pelacaras, un ser que surca el río haciendo mal, pueden provenir de diferentes realidades, desde la trata de blancas al tráfico de órganos humanos. Pero faltan estudios pormenorizados que tracen estas problemáticas con precisión, por ello consideran tan importante la tarea que ahora comienzan y que ha de complementarse con otras dinámicas de estudio.

La primera salida a campo ha sido a Leoncio Prado, en el distrito de Parinari, una comunidad nativa de algo más de 400 habitantes con posta médica y escuela de secundaria, que se encuentra en una isla situada a orillas del Marañón. Justo frente a la entrada de la Reserva Natural Pacaya Samiria. Leoncio Prado es la típica población kukama que vive al ritmo del río, alternando los periodos de creciente y vaciante. Cuando las aguas crecen, entre noviembre y abril, las calles se van llenando de agua hasta convertirse en canales conforme avanza la estación de lluvias. Después las aguas se retiran, las calles son de tierra y se puede cultivar en las chacras que rodean la población. Esta dinámica hace de los kukamas un pueblo con un profundo conocimiento del río. Y también que este sea una inapreciable fuente de inspiración para estudiar estrategias y sinergias en ecosistemas hidromórficos.

Durante tres días, el equipo de Radio Ucamara y WCS recorre el cauce del río entre las poblaciones de San Miguel y Atenas acompañados del Luis Sánchez Tamani, apu (jefe comunal) de Leoncio Prado. Con su ayuda marcan en el mapa las pozas, las muyunas (entradas a las pozas), las ciudades encantadas, los puntos de aparición de barcos fantasmas y de encuentros con pelacaras, así como las playas, embarcaderos, poblaciones, chacras, zonas de lavado, etc. También entrevistan a una selección de vecinos para que hablen de sus experiencias y costumbres, como la de enterrar yuca a modo de reserva para el final de la creciente, cuando las aguas se retiran.

El proyecto completo contempla la visita de más de 100 comunidades para cubrir la cuenca baja del río Marañón, que incluye territorios en los distritos de Nauta, Parinari y Urarinas en el departamento de Loreto. Pero hace falta más apoyo para estas nuevas expediciones. Se espera que la Florida International University (FIU) se una el año próximo al esfuerzo. Con el mapa completo, Tello, de Radio Ucamara, espera tener una poderosa herramienta para defender la necesidad de proteger el río. También aspira a que sirva de ejemplo a otras cuencas como las de Madre de Dios, Tigre o Pastaza amenazadas por problemas de enorme gravedad como la minería ilegal de oro, la tala indiscriminada o los cultivos de soja, entre otros.

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