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No puede dormir, o duerme mal, y se pasa el día queriendo volver a la cama. Pero repite los mismos errores de todas las noches que le quitan el sueño. Quizá no se dé cuenta, o sean actividades realizadas expresamente para poder dormir que producen el efecto contrario y le hacen flaco favor a su descanso —leer un libro, contestar un correo electrónico desde una tableta o revisar las cartas del banco—, o aspectos de la higiene cotidiana como cuidar la iluminación, la temperatura o el ruido del entorno de la habitación. Hay todo un catálogo de equivocaciones que ni imaginaba que comete. Pero tranquilo, está a tiempo de corregirlas.
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Si no pega ojo por las noches, podría necesitar un ambientador

O una habitación más fresca, o abandonar determinadas lecturas en la cama… Nueve errores que comete y le impiden conciliar el sueño

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