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Si existe una fiesta de las 'chuches', esa es Halloween. El éxito de estos 'manjares' reside en los estimulantes sabores, dulces y frutales, conseguidos a base de azúcares añadidos y jarabes de glucosa que proceden de la remolacha, la palma, el maíz la caña o el coco, y que a muchos suscita una afición desmesurada. Pero que no nos engañen sus cantos de sirena: "No hay ingesta diaria recomendada de golosinas, ya que son productos artificiales que solo nos aportan azúcares simples y ningún valor nutricional saludable. Según explica Cristina Echevarría, dietista-nutricionista en el <a href="http://alimentat.com/empresa/l_equip/" target=blank>Instituto d’ Educación Nutricional Alimenta’t</a>, "el azúcar que consumimos debe provenir de alimentos nutricionalmente ricos como las frutas que, además de proporcionar glucosa, contienen muchas vitaminas beneficiosas para nuestro organismo. O los lácteos, que nos aportan calcio. Las golosinas deben consumirse solo ocasionalmente". Así que, si se opta por consumirlas, ante todo moderación, sobre todo en niños, ya que se relacionan con el sobrepeso y obesidad", señala Vanesa Rus, dietista-nutricionista de <a href="https://www.alimmenta.com/" target=blank>Alimmenta</a>. Para actuar con conocimiento de causa, aquí va una traducción nutricional de las chucherías más populares:
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Esta es la barbaridad que se va a comer su hijo en Halloween

En vez de “truco o trato” habría que decir “truco o azúcares, almidón, dextrina y aceite de palma”. Y nos quedaríamos cortos. Pero… ¡y lo que lo disfrutan!

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