Falsas promesas
Tras unos inicios asamblearios prometedores, en los que iban a romper con los viejos esquemas de la casta, pronto se comprobó la falacia de las promesas de Podemos. El impago de la deuda, un salario social, el fin del nepotismo, entre otras, eran cuestiones programáticas que sabían que no iban a cumplir porque los intereses eran hacerse un hueco en las instituciones y una vez allí, de lo dicho no me acuerdo. La soberbia intelectual, como si los demás estuviesen ayunos de inteligencia, han hecho de estos políticos urbanos buscar las soluciones en sus laboratorios demoscópicos.
Primero desmembraron IU, ahora les toca intentar la pesca en el caladero socialista, a los que tildan de partido desnortado, genuflexo y descompuesto. Pronto se intentarán hacer pasar ante la ciudadanía como un partido transversal con fines electoralistas. Les recomiendo mesura y respeto —algunos, como el señor Íñigo Errejón, lo tienen— y que fueran más resolutivos cuando de derechos humanos se trata, casos del terrorismo etarra, Venezuela o Cuba.— Francisco Javier Aparicio Carrera. San Fernando de Henares (Madrid).
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