_
_
_
_
_
EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La humanidad en peligro mira hacia Europa y Marte

Todo parece indicar que la especie humana está ansiosa de largarse del planeta Tierra

Jesús Mota
Imagen cedida por la NASA de la luna helada Europa, del planeta Júpiter.
Imagen cedida por la NASA de la luna helada Europa, del planeta Júpiter. NASA/ESA/W. Sparks (EFE)

No se conocen con exactitud las causas, pero todo parece indicar que la especie humana está ansiosa de largarse del planeta Tierra. Será por el terror viscoso que produce Donald Trump, por la candinga permanente de Mourinho, por las poses macarras de Putin, por las caminatas innobles de Rajoy o por el pavoroso incendio políico en la calle Ferraz, pero el caso es que los hombres miran cada vez mes hacia los cielos en busca de vida extraterrestre o un planeta habitable, aunque sea en las mismas condiciones que la Barcelona turística o el Madrid de los Austrias en verano, al que emigrar. Todos los días el lector busca con avidez el descubrimiento de nuevos planeas extrasolares. Entre crisis financieras, siniestros naturales o artificiales y las tertulias políticas, mucha gente da el planeta por perdido.

Tres muestras de esta ansiedad sicosocial han aflorado en pocos días. Los astrónomos han descubierto anomalías en la superficie de la luna Europa (el sexto satélite de Júpiter en orden de distancia al planeta, con un diámetro un poco superior a los 3.000 kilómetros) que han identificdo con geyseres. inmediatamente han informado que bajo la superficie de Europa hay un mar salado; y si hay agua, pues debe haber vida. No es por aguar la fiesta, valga la redundancia, pero no sería la primera vez que los supuestos indicios acuáticos se disuelven en mera especulación o en wishful thinking. Confírmese primero que hay agua antes de entusiasmarse con indicios de moléculas orgánicas que puedan convertirse en clientes o turistas.

Casi al mismo tiempo que se descubrían los géysers, el multimillonario Elon Musk difundía su plan para colonizar Marte a partir de 2024. Según Musk, desde esa fecha podrán organizarse viajes al Planeta Rojo una vez cada 26 meses en aeronaves con 100 pasajeros, al módico precio de 500.000 dólares por asiento. Como se calcula que para construir una colonia estable en Marte se necesitan entre 40 y 100 años, los primeros viajeros a medio millón de dólares el billete o no podrán salir de la nave o tendrán que deambular por la superficie marciana en costosos trajes presurizados, como en Desafío Total. Los rusos son más pragmáticos. Han decidido meter las cenizas de San Serafín de Sarov en una Soyuz, llevarlas a la estación espacial internacional y marearlas el órbita alrededor de la tierra durante 115 días.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Queda confirmado: los privilegiados que podrán huir de Trump, Putin y las furias de la crisis serán quienes dispongan de 500.000 dólares o los santos. Si se quiere organizar rápidamente el asentamiento en otros planetas y una emigración caótica como mandan los cánones, habría que dejar la colonización espacial en las expertas manos de los concejales de urbanismo, preferentemente del PP. Sólo ellos conocen los secretos de terraformar un planeta mediante recalificaciones y de convertir los mares de Europa en fuente de ganancias para el promotor y migraña para los nativos.. Y si viaja al satélite Maria Jesús con su acordeón, el mar salado de Europa será una fiesta para la eternidad. Como Benidorm.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_