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en primera persona
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Por qué estoy a favor del calendario escolar francés y sus vacaciones

La autora, cuyas hijas tienen una semana libre cada dos meses, explica sus ventajas

Niños a la entrada de un colegio de Madrid.
Niños a la entrada de un colegio de Madrid.Claudio Álvarez

Este curso, que comenzó hace ya casi un mes, es el quinto que viviré como madre cuyas hijas tienen un calendario escolar europeo. Acuden a un colegio francés por lo que todo lo relativo a su educación está regido por el ministerio de educación del país galo y en el país vecino, como en tantos otros europeos, las vacaciones escolares difieren bastante de las españolas. Al comenzar el curso, hubo un interesante debate entorno a la noticia de que el Gobierno de Cantabria iba a aplicar dicho calendario que se compone de cinco bimestres lectivos y cuatro periodos de vacaciones, uno cada dos meses. Y, como en toda polémica, hubo opiniones a favor y en contra. Yo me posiciono totalmente a favor y explicaré en este artículo mis razones. Lógicamente, estas están basadas también en mis circunstancias personales y laborales que son óptimas para la mal llamada conciliación.

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En primer lugar, mi trabajo está en cualquier sitio donde pueda colocar mi portátil y exista conexión WiFi. Soy mi propia empresa y, como tal, puedo decidir cuándo me voy de vacaciones sin tener que ponerme de acuerdo con nadie (es una gran ventaja frente a las múltiples desventajas que tenemos los sufridos pequeñitos empresarios) pero una de ellas y para mí valiosísima es que puedo disponer del tiempo que destino a ser madre. Creo que ese es un auténtico lujo. Mi marido y padre de las niñas, lo mismo que yo. También puede ausentarse y seguir atendiendo sus asuntos laborales con un móvil y un portátil. Así que el primer escollo que suponen unas vacaciones escolares como las europeas, nosotros no tenemos ningún problema. Además, disponemos de ayuda en casa y, sobre todo, tenemos la valiosísima ayuda de los abuelos que enseguida acuden raudos y veloces a socorrernos en caso de necesidad urgente (que no es ni muchísimo menos diaria). Por lo tanto, la parte de la logística la tenemos resuelta.

Una vez expuesto esto me gustaría hacer hincapié en algo que muchos parecen olvidar y es que, calendarios en mano, los niños españoles tienen más vacaciones que los franceses, ingleses…Solo hay que coger ambos y ponerse a contar. Para empezar mis hijas (voy a poner los ejemplos que conozco) empiezan el colegio una semana antes. Este año lo hicieron muy tarde, el 5 de septiembre. Pero el curso pasado el día 2 estaban ya sentadas en sus aulas. Y finalizan siempre el día 30 de junio. He hecho la cuenta grosso modo (hay festivos autonómicos y locales que, lógicamente hacen variar ambos calendarios) y me salen 107 días de vacaciones escolares para españoles y 105 para franceses. Sin contar, por supuesto, los fines de semana. La diferencia está en que se reparten de otra manera. Y de la misma manera que si un compañero de trabajo dispone los días que le tocan por ley en varios meses del año, nos hace parecer que tiene más días de vacaciones que el que se lo coge en dos veces, con este tema pasa lo mismo.

Calendarios en mano, los niños españoles tienen más vacaciones que los franceses

Así que los padres españoles tienen exactamente los mismos problemas que los que tenemos este calendario a la hora de conciliar. Lo que pasa es que, en España, hay mucha más costumbre de pedir las vacaciones en los meses de verano.

Voy a explicarlo con un caso práctico.

Las primeras vacaciones de las que disfrutarán mis hijas serán del próximo 22 de octubre (sábado) al 2 de noviembre (martes). En total son 12 días de vacaciones, cierto, pero de esos 12, cuatro son dos sábados y dos domingos y uno de fiesta nacional, el 1 de noviembre. Con lo cual se quedan en seis días no lectivos con respecto a los españoles. Y ahí los padres que trabajan por cuenta ajena dispondrían de seis días que se pueden pedir de vacaciones (o de dos y sumar el fin de semana) y que sus compañeros, gustosamente cederán (recuerden que en España a la mayoría de la gente le gusta irse de vacaciones en verano). Cuando haces esto, cogerte vacaciones cuando nadie lo hace, todo son ventajas. Todo es más barato, no hay aglomeraciones, vale, es cierto que no puedes irte a la playa , pero es que ¡no todo es playa en esta vida! También existe la montaña, irse a conocer ciudades cercanas a la nuestra, ir a museos, hacer excursiones…o simplemente descansar en casa y no hacer nada.

Es bueno para los niños, para los padres y para los profesores 

¿Cuál es la ventaja para mí de todo esto? La siempre necesaria desconexión, parón, para renovar fuerzas, volver a levantarse tarde, en definitiva, lo que significa estar de vacaciones. Es bueno para los niños, es bueno para los padres y, por supuesto, es muy bueno para los profesores que, recordemos, tienen una de las profesiones más estresantes.

Así que yo a este sistema solo le veo ventajas. Soy una gran defensora de él. Claro que es verdad que soy amante de la tranquilidad y huyo de las aglomeraciones que se generan en nuestras costas en verano. Creo que es bueno para todos. Y, aunque mis circunstancias laborales son más favorables para este calendario, los que trabajan en una oficina y llevan a sus hijos a colegios españoles, como  he explicado más arriba, tienen prácticamente los mismos días de vacaciones de sus hijos en los que tendrán que lidiar con la no conciliación.

Quizás lo único que no me convence de ese horario es que en el sistema belga y francés, los miércoles se sale a las 12.30 o 13.00, dependiendo de las edades. Así que en medio de la semana, tener que parar a las 12.30 para recoger a las niñas en el colegio parte mucho el día. Pero a los niños les encanta ese parón entre semana, cuando es "día corto".

Hay otro inconveniente que sí que creo que no debo olvidar y ese el tema de las circunstancias climatológicas. España es un país con unas temperaturas muy calurosas en los meses lectivos que coinciden con el verano (junio y septiembre). No en todas las comunidades, pero sí en muchas. Lo que significa que acudir a clase en los últimos días de junio y primeros de septiembre se hace cuesta arriba porque en la mayoría de los colegios no existe aire acondicionado en las aulas. Algo que tiene fácil solución, aunque siempre habrá administraciones que pongan la excusa de los recortes. Una excusa que no debería ser consentida. De la misma manera que no trabajamos en oficinas sin aire (al menos no deberíamos), mucho menos, los niños deberían estar en esas condiciones en las aulas. Claro que ahí ya me estoy metiendo en terreno de los deseos más que en el de las realidades.

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