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CLAVES
Columna
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La bola de cristal

No deja de ser paradójico que las autonómicas se perciban como una solución al bloqueo político

Sandra León
Rajoy y Núñez Feijoo, en un mitin de la campaña electoral gallega.
Rajoy y Núñez Feijoo, en un mitin de la campaña electoral gallega.OSCAR CORRAL (EL PAÍS)

Las elecciones en el País Vasco y Galicia se han convertido en la bola de cristal de la política nacional, animando un clima decaído por el bloqueo político y el hartazgo ciudadano. Los partidos ven las elecciones autonómicas como la última oportunidad para desoxidar la aritmética parlamentaria y formar Gobierno. La pregunta es: ¿Pueden cambiar algo las elecciones del domingo? Es poco probable.

Primero, hay pocas esperanzas de que el PP se entienda con el PNV. Aunque Urkullu necesite pactar para gobernar, no está claro que el apoyo del PP vaya a ser necesario o suficiente. Además, si el PNV apoyara a Rajoy, al PP le seguiría faltando un diputado para la mayoría. Y, lo más importante: limar asperezas entre los dos partidos requiere de tiempo o de una oferta irresistible para Urkullu. Pero el tiempo escasea. Y la oferta podría abrir brechas y dar munición a Ciudadanos.

Segundo, la idea de que un pacto entre En Marea, PSdG y BNG en Galicia anime una coalición de izquierda en el Congreso obvia que son partidos diferenciados de los nacionales y choca con la experiencia inmediata. Si hasta ahora los pactos de ese tipo en distintas regiones no han servido de inspiración para Podemos y PSOE, ¿por qué iban a servir ahora?

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Tercero, los resultados del PSOE podrían erosionar a Sánchez, pero de ahí a la abstención hay un electorado que convencer y un comité federal de por medio.

Finalmente, querer extrapolar de lo autonómico a lo nacional tiene un límite: un 65% de los gallegos y un 74% de los vascos votará pensando en temas propios de su región, y no en temas nacionales. La lectura nacional de estas elecciones se la están dando los partidos en Madrid, no tanto los votantes ni los candidatos.

No deja de ser paradójico que las autonómicas se perciban como una solución al bloqueo político cuando sus pronósticos arrojan incertidumbres similares a las del escenario nacional: fragmentación parlamentaria, nuevos partidos e interrogantes sobre las alianzas. Quien espere que la aritmética del Congreso se resuelva en esa complejidad verá convertirse las elecciones del domingo en las teloneras de las generales.

@sandraleon_

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