El vídeo que prueba la destrucción de los corales por el calentamiento
El documento muestra por primera vez el proceso por el que los corales expulsan las algas de las que extraen el pigmento
La decoloración de los corales de la Gran Barrera de Coral de Australia se ha convertido en una preocupación para los científicos por el aumento de la temperatura del mar. Investigadores de la Universidad de Tecnología de Queensland (QUT), en Australia, han grabado un vídeo que muestra cómo el coral expulsa las algas de las que se nutre y de las que extrae su pigmento. Y las expulsa porque las algas se oxidan por el aumento de la temperatura del agua. Los investigadores aseguran que la comunidad científica ya sabía que la pérdida del color de los corales se debe al calentamiento, pero que esta es la primera vez que lo han podido documentar.
El comportamiento que han estudiado los científicos es un mecanismo de defensa natural por el que el coral libera las algas que tiene en su interior. “El coral tiene una relación simbiótica con un alga que vive en su propio tejido”, explica Brett Lewis, investigador de la QUT. Se trata de una relación de beneficio mutuo. El alga suministra al coral hasta el 95% de la energía metabólica que necesita a diario a través de la fotosíntesis. Lewis asegura que el aumento de la temperatura del mar hace que las algas rompan su ciclo de fotosíntesis y se oxiden. “Entonces se vuelven tóxicas para el coral, que tiene que expulsarlas y cuanto antes lo haga, mejor”, cuenta. Es por esta necesidad de luz por lo que los corales viven en aguas claras y poco profundas, normalmente a menos de 60 metros de profundidad.
El aumento de la temperatura del mar hace que las algas que viven en el coral rompan su ciclo de fotosíntesis y se oxiden
“El blanqueamiento masivo de los corales es una gran preocupación para los científicos a nivel mundial y creemos que se debe fundamentalmente a las altas temperaturas del mar”, asegura Luke Nothdurft, el investigador principal del estudio, también de la QUT. Con la expulsión de las algas, los corales también renuncian a su principal fuente de nutrientes y, por tanto, pierden el color. Para demostrar este proceso los investigadores han grabado el comportamiento del coral bajo condiciones artificiales que simulan las de su entorno natural para ver cómo responden al cambio de temperatura. “La idea es poder diseñar estrategias que mitiguen los efectos de los cambios térmicos”, señala Lewis.
Para llevar a cabo este experimento, los científicos han escogido la Heliofungia Actiniformis, más conocida como Mushroom Coral, una especie solitaria que en investigaciones anteriores demostró que se trata de un coral bastante resistente a los cambios de temperatura. Los investigadores introdujeron el ejemplar en un acuario de 10 litros y aumentaron la temperatura del agua de 26 grados centígrados a 32 durante 12 horas, en un periodo de ocho días. Las primeras reacciones del coral se produjeron en las primeras dos horas. “Se trata de un proceso mucho más violento de lo que pensábamos”, explica Lewis. El coral se infla antes de contraerse un 340% con respecto a su tamaño normal para expulsar el alga a través de sus aperturas orales, relata Nothdurft. Tras la expulsión del alga, el coral pierde poco a poco su color.
El coral se infla antes de contraerse un 340% con respecto a su tamaño normal para expulsar el alga a través de sus aberturas orales
Las algas pueden ser absorbidas de nuevo en cuanto las condiciones ambientales se restablezcan y recuperen los niveles normales. Esto puede darse en un plazo de días, semanas o meses. Pero cuanto más tarde se recuperen los rangos de normalidad, la reabsorción de las algas será peor y existe la posibilidad de que el coral finalmente muera. “Por este motivo, el aumento de la temperatura es una amenaza real para los corales, que recordamos que son animales vivos”, insiste Lewis.
El tiempo que aguanta un coral, sin reabsorber el alga que le aporta los nutrientes y el color depende de muchos factores, señala Lewis, como son la especie a la que pertenece el coral, la ubicación en la que vive, la estación del año, el estrés al que esté sometido el coral, etc. En cualquier caso, “si las algas se retiran del huésped y no lo recolonizan rápidamente, los corales pueden morir”, concluye Nothdurft.
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