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“El hambre es un problema político”

El experto Juan García y Cebolla resalta el carácter de derecho fundamental de la alimentación

S. L. de El Escorial -
El experto de la FAO Juan Carlos García y Cebolla, en el curso.
El experto de la FAO Juan Carlos García y Cebolla, en el curso.Thomas Canet
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El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1976, del que son parte 160 países, reconoce "el derecho fundamental de toda persona a estar protegida contra el hambre". Y sin embargo, no parece que el respeto a este principio sea tan exigible, por ejemplo, como el derecho a no ser torturado, por ejemplo. En parte porque no es tan fácil para un Estado cumplir con una obligación de no hacer (no torturar) como con una de hacer (garantizar que sus ciudadanos no pasen hambre). Pero también por las enormes implicaciones políticas de la alimentación.

"El hambre y la nutrición no son problemas técnicos, son problemas políticos", ha mantenido el especialista en el derecho a la alimentación de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Juan Carlos García y Cebolla tras asegurar que hay capacidad de producción y conocimientos para que nadie esté subalimentado. Por eso, la resolución depende de decisiones políticas.

Los cuidados y el hambre

"Si queremos realmente tener impacto en resultados y nutrición, hay que atender al tema de los cuidados". García y Cebolla ha insistido en un asunto que no siempre se tiene en cuenta a la hora de abordar el problema del hambre: los cuidados personales, desde la lactancia o la higiene hasta las tareas de la casa o conseguir y preparar la comida. "¿Quiénes desarrollan esas labores?" Se ha preguntado. "Por lo general las mujeres. Y la gente no puede hacer cuatro cosas a la vez".

Por eso ha pedido repensar cómo se prestan esos cuidados y darles una consideración que no tienen. "No está pagado ni reconocido. Y mientras no eliminemos esta parte de la brecha de género y no reconozcamos los cuidados como algo necesario de lo que somos dependientes, no avanzaremos en temas de nutrición", ha augurado. "Porque todo eso, nuestro propio cuidado, va asociado a cómo nos alimentamos".

En una conferencia en San Lorenzo de El Escorial a la que ha asistido como oyente la Reina, García y Cebolla, ha analizado las implicaciones de ese carácter de derecho fundamental y los retos que conlleva acabar con el hambre en el mundo.

¿Qué guía debe seguir la batalla para erradicar el hambre y garantizar una nutrición adecuada? "Lo bueno es que tenemos un programa para conseguirlo", se ha felicitado el ponente de la charla en el curso de verano organizado por la FAO y la Universidad Complutense bajo el título Hambre Cero: es posible. En su opinión, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) deben dirigir esta lucha. "Hasta ahora, hemos primado lo económico y después hemos intentado aliviar los daños medioambientales y sociales que se iban provocando. Ahora se trata de ir creando sinergias positivas", ha apuntado. Es decir, que mientras se lucha contra el hambre se puede generar paz al tiempo que se reduce el consumo de agua y se mejora el saneamiento, por ejemplo. Es la época de los ciclos virtuosos.

Pero hay una premisa básica: "No podemos esperar éxito [en los objetivos] si no eliminamos el hambre y la malnutrición. Porque generan una carga para el futuro de las personas y las sociedades", ha denunciado el experto. Tomando un punto de vista más pragmático, ha mencionado el costo del hambre, es decir, el lastre que la desnutrición de sus niños representa a futuro para la economía de un país. Estudios de algunas organizaciones como el Programa Mundial de Alimentos (PMA) calculan que los países afectados por la desnutrición infantil ven reducido su PIB potencial entre un 2% y un 11%.

Y desde un punto de vista humano, ha destacado las consecuencias que la falta de una alimentación adecuada en la infancia tiene para el desarrollo personal y colectivo. "Quienes han quedado dañados en sus capacidades por la desnutrición en sus primeros meses de vida o la gestación no pueden engancharse a las políticas de desarrollo. Da igual lo que se invierta en ellas".

“Media humanidad está atada y no puede desarrollar todo su potencial por discriminación en el acceso a recursos”

Siendo por tanto, algo ligado al derecho a la vida y al desarrollo, personal, y reconocido en tratados internacionales como fundamental ¿cómo es que hay países que no piden ayuda u otros que no la prestan para garantizar que todo el mundo tenga garantizada su alimentación y nutrición? "El desconocimiento que existe en muchos países sobre las implicaciones de los pactos internacionales de derechos humanos es muy grande", ha dicho García y Cebolla, que además ha expuesto las dificultades de encontrar responsables de la violación de estos derechos. "Los crímenes de guerra, por ejemplo, son acciones puntuales. El hambre y la desnutrición afectan a más de 2.000 millones de personas y la responsabilidad es difusa".

Uno de los retos es contar con los más vulnerables a la hora de diseñar soluciones. Pero para eso, hay que permitirles estar en situación de aportar. "Mientras no ampliemos sus capacidades, tengan acceso de la tierra, haya reglas justas de inversión… Nunca miramos lo asimétrico que es el mundo", ha lamentado antes de poner un ejemplo. "Si tienes 500 millones de dólares y vas a cualquier sitio a invertir, te darán un crédito fiscal y además te construirán gratis la carretera necesaria para tu negocio. Las poblaciones rurales, en cambio, tienen que construir ellos la carretera y además no consiguen ningún crédito", ha ilustrado. "Media humanidad está atada y no puede desarrollar todo su potencial por discriminación en acceso a recursos, a créditos, a conocimiento, a medios de producción. Y a la otra mitad, se nos olvida". Y esa realidad no se cambia con decisiones técnicas, sino con voluntad política.

La reina, oyente

Doña Letizia, embajadora especial de la FAO para la nutrición, ha asistido como oyente a la conferencia del experto en derecho a la alimentación Juan Carlos García y Cebolla. La Reina, que ha departido con los universitarios asistentes al curso, también ha participado en el turno de preguntas al acabar la charla. Tras recordar que el propio experto había mencionado que "el problema es político" y no técnico, doña Letizia ha preguntado por el papel que deben jugar las industrias agroalimentaria y farmacéutica. García y Cebolla ha respondido que son necesarios cambios de comportamiento de todos los actores. "Sin esas industrias conectadas con el sistema alimentario no vamos a tener éxito. Y por eso es un problema político: tenemos que generar acuerdos sobre cuáles son las reglas de juego".

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