Tatau Bistro ¡alta cocina de barra!
Quienes llegan por vez primera a este bar tardan algún tiempo en entender su funcionamiento. A la vista una barra y dos mesitas anexas donde ni uno solo de los clientes come de pie. Parece un bar de tapas pero no lo es. Cuando el local está lleno es inútil acercarse y solicitar una caña. A aquellos que se atreven se les ruega que hagan cola en la puerta hasta que se liberen algunos taburetes. Como no se admiten reservaslas esperas suelen ser preceptivas. Algo parecido a lo que sucede en Madrid en el chispeante Nakeima.
¿Qué comen los clientes en Tatau Bistro? Nada de tapas. En su lugar, medias raciones de la mejor alta cocina clásica puesta al día pensada para degustar con cuchillo y tenedor. Especialidades que figuran reseñadas en grandes pizarras a precios tan razonables que llaman la atención.
¿Qué méritos acumula Tatau Bistro cuyos dos propietarios interpretan la cultura del tatuaje como una religión personal? “Desciendo de una familia de pescadores. De pequeño me impresionaba la cobra verde que mi abuelo lucía tatuada en el brazo”, afirma Tanino.
“ Tatau Bistro es puro rock & roll, un local tan pícaro como las pin up de los años 50, una experiencia que marca, similar a los tatuajes que antaño dejaron huella en la piel de los marineros en cada puerto”, aseguran ambos en su propia web.
Detrás de la barra, una diminuta cocina donde las recetas se elaboran a la vista. Tanino se muestra locuaz. “Apenas disponemos de espacio, once metros cuadrados para cuatro profesionales. Todo lo hacemos aquí, los fondos, las salsas… Trabajamos catorce horas diarias. Compramos los mejores productos frescos de temporada, rematamos los platos al momento. Nuestra cocina solo da para el aforo de los que se encuentran sentados”.
¿Dónde aprendiste a cocinar? “Todavía hago los fondos que me enseñaron en la escuela Hoffman, pero cada vez que pongo los platos en la mesa de pase veo la huellas dactilares de mi gran maestro Carles Gaig.”
El pasado viernes habíamos conseguido una de las dos mesitas que se encuentran en el diminuto comedor que dispone el local, único espacio en el que es posible reservar. Disfrutamos de las mismas especialidades de la barra a precios idénticos, norma de la casa. Me sorprendieron la calidad de sus platos, excepcionales en algunos casos, y la moderación de las facturas, 35 euros por comensal. En las fotografías que ilustran esta entrada reseño los precios de cada especialidad.
Hagamos historia. Robuchón, que parte del año reside en Calpe (Alicante) se inspiró en el modelo del conocido Nou Manolin. Un hábito (comer sentado frente a una barra alta, que nada tiene que ver con las barras japonesas), cuyo genuino inventor fue Raimundo González Frutos en el Rincón de Pepe de Murcia. Corría el año 1970.
En estos momentos y salvo error, en España existe una única barra de cocina creativa, la fantástica de Álvaro Garrido (Mina) en Bilbao. Aparte, otras dos de orientación asiática como Dos Palillos (Barcelona) y Marcelo Tejedor (Santiago). Y algunas desenfadadas de mérito como StreetXO y Nakeima. Tatau Bistro se desmarca de todas ellas con una cocina clásica excepcional.
Desde hace algunos años la idea se copia en varias ciudades del mundo como Nueva York. En el inventario de la Gran Manzana nombres tan destacados como Blanca, Atera y Semilla.
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