Las bodas siguen siendo cosa de chicas
Los chicos de la generación 'millennial' no se implican en la organización de la ceremonia, que cuesta de media 16.800 euros
Tradicionalmente, las bodas han sido el sueño de las chicas, que por un día se convierten en princesas con la corte girando a su alrededor, y escoltadas por el novio, que acostumbra a atraer menos miradas y comentarios. En las próximas generaciones que se casarán, que corresponden a los millennials (nacidos entre 1980 y 2000), parece que este papel no cambia, y la chica continúa llevando la batuta de la ceremonia, mientras que el chico tiene poco interés en cómo será la fiesta, y reduce sus decisiones básicamente a escoger su traje.
Según el estudio Millennial Brides, dirigido por el profesor de IESE, José Luis Nueno, que se presentó junto a la nueva edición de la Barcelona Bridal Fashion Week, las novias millennials, que se casarán entre este año y 2030, son el grupo menos numeroso de los últimos treinta años, y además, han pospuesto la edad de casarse, que está en los 31 años de media.
Como llegan a la boda mayores, las novias del futuro tendrán más renta disponible, más control y empoderamiento sobre el contenido y el desembolso que harán para esta ocasión. Sigue siendo el día más especial para muchas chicas, que harán el gasto más importante de su vida en un vestido. De media, se gastarán unos 1.600 euros en su ropaje.
Actualmente, los padres y los suegros ya no tienen el mismo papel que antes a la hora de preparar el enlace, la organización, generalmente, corre a cargo de la chica. Sorprende que la implicación del novio apenas ha avanzado. Nueno reconoce que el rol del hombre “sigue siendo extremadamente sesgado” y “se circunscribe básicamente en su traje” en la mayoría de bodas, que siguen siendo las tradicionales. De hecho, hay estudios que apuntan que los roles de la boda determinarán el papel que tendrá cada miembro de la pareja en el hogar.
Nacidas en una sociedad digitalizada, las futuras novias hacen las primeras búsquedas de vestido en Internet, comparten fotografías y modelos con las amigas, miran qué propuestas lucen las celebrities y también se dejan influir por los shows televisivos. Pero después, la compra se hace en una tienda convencional y con todas las pruebas pertinentes.
Con el restaurante y los detalles la secuencia es más o menos la misma. Las redes son una fuente de inspiración y el lugar dónde las futuras novias ojean las primeras opciones. Las ceremonias de ahora son más imaginativas y personalizadas, se buscan servicios a medida que conviertan la boda en un acontecimiento único. La investigación exhaustiva sobre cómo será la fiesta, en qué se mirarán bien todas las opciones y se tendrá en cuenta el gasto – ahora hay más parejas que se costean su boda-, empieza unos diez meses antes. En total, se gastarán 16.800 euros de media en el gran día.
El negocio está en los países emergentes
Por cada persona que contraerá matrimonio en España, hay nueve en los países emergentes y 247 en todo el mundo. Con estas cifras, Nueno recomienda a las empresas que apuesten por este nuevo público y por la exportación. Eso sí, remarcando que las compañías no deslocalicen, sino que continúan produciendo en España pero sobre todo dirijan las ventas al exterior, donde el cliente potencial va creciendo.
Estermaria Laruccia, la nueva directora del salón Barcelona Bridal Fashion Week, que se celebrará del 26 de abril al 1 de mayo, se ha propuesto convertir Barcelona en la capital mundial de la moda de novias en 2020. En esta edición participarán 260 firmas, el 58% de las cuales son internacionales, y más de 400 compradores. Sobre la pasarela, desfilarán 21 marcas.
La estrategia de la nueva directora, que recoge el testigo de Miguel Serrano, prevé la internacionalización como prioridad y en esta edición quiere desembarcar en Estados Unidos, con diseñadores invitados como Naeem Khan y blogueras muy seguidas como Style Me Pretty, con las que confía llegar a un público numeroso.
Un sector sin low cost
Nueno apuntó que parece extraño que en España no se haya desarrollado el sector low cost de las bodas, teniendo en cuenta que hay varias marcas de moda rápida muy implantadas. Precisamente, los millennials han nacido en medio de la era de lo barato, rodeados de tiendas de bajo coste y outlets. Aún así, el sector de la moda nupcial está disociado de esta tendencia, y las alternativas más económicas son los vestidos de segunda mano.
El 85% de los vestidos de novia tienen un precio de 1.000 euros. Durante la crisis, bajaron hasta estar entre 500 y 1500 euros y ahora han remontado hasta entre 900 y 2.300 euros de media. Según Nueno, “el sector tiene que ser más valiente y subir precios”, ya que ni la moda rápida bajó tanto los precios durante la crisis como lo hicieron los vestidos de novia.
Entre las recomendaciones que el estudio de Nueno hace a las firmas nupciales para seducir a las millennial brides también está ampliar el perímetro para vestir a la madre de la novia, a las amigas o a las damas de honor; potenciar la figura del wedding planner, mucho más extendida en otros países y que se encarga de planificar la ceremonia; y aprovechar la tirada de Barcelona como destino nupcial creciente.
El sector de moda nupcial factura 1.300 millones de euros en España y ocupa a unas 6.000 personas, con España como el segundo país exportador por detrás de China gracias a una estrategia de diferenciación basada en la calidad y el diseño. Las firmas más potentes son Pronovias o Rosa Clará, pero también despuntan otras de menor medida como YolanCris o Jesús Peiró.
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