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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El largo camino sirio

El alto el fuego ni es completo ni es garantía de posteriores avances en el proceso de paz

Una vivienda de la ciudad de Homs presenta graves destrozos  tras un bombardeo.
Una vivienda de la ciudad de Homs presenta graves destrozos tras un bombardeo.STR (EFE)

El alto el fuego que esta pasada medianoche ha comenzado oficialmente en Siria es apenas un tímido primer paso en un larguísimo proceso destinado a finalizar con uno de los conflictos más sangrientos del presente siglo. En primer lugar, porque ni siquiera es un alto el fuego completo, ni nunca pretendió serlo. Como reconoció el presidente sirio, Bachar el Asad, en la reciente entrevista a EL PAÍS, las fuerzas sirias en ningún momento van a dejar de combatir ni al Estado Islámico ni al Frente al Nusra —la rama local de la organización terrorista Al Qaeda— ni a “otras agrupaciones terroristas afiliadas”. Por cierto, una denominación, esta última, lo suficientemente amplia como para permitir que Damasco incluya en ella a cualquier grupo.

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Por otra parte, en los lugares en los que se alcance el alto el fuego, será probablemente precario. Ayer había sido aceptado por nada menos que cien organizaciones diferentes que luchan contra el régimen de El Asad. Una cifra que prueba lo fragmentada, incontrolable y difícil de coordinar que es la oposición armada al Gobierno de Damasco. No hay duda de que la aceptación del alto el fuego es un éxito de los esfuerzos pacificadores de la comunidad internacional, pero una visión realista del problema impide el optimismo, salvo que los pasos hacia la paz y el diálogo sean concretos, visibles y rápidos.

Y no parece ser eso lo que está ocurriendo sobre el terreno: en las horas previas a la entrada en vigor de la tregua la aviación rusa ha atacado con especial agresividad las posiciones defendidas por la oposición siria. Son este tipo de acciones las que alimentan las sospechas de los que argumentan que, para El Asad, el alto el fuego no representa más que un paso en una estrategia de guerra para mantenerse en el poder.

Estamos en el inicio de un difícil y largo camino, pero es necesario recorrerlo por el bien de las víctimas: los sirios.

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