Hipocresía e inmigración
"Por un lado nos escandalizamos de las tragedias de los migrantes y por otro nos negamos aportar suficiente ayuda", lamenta el autor
¿Es realmente serio nuestro compromiso con nuestras propias acciones filantrópicas? En Todos dicen I love you, Woody Allen retrata a una familia occidental. Los padres quieren inculcar a sus hijos la transigencia, la tolerancia y la no discriminación. Para ello, invitan a la cena de Navidad a un joven exdrogadicto y exdelincuente. Pasan unas semanas. La hija mayor tiene algo que anunciar. Ella cree que sus progenitores estarán orgullosos de ella por la noticia: se va a casar con el exconvicto. Los padres reaccionan horrorizados a la noticia. El público que veía la película conmigo estalló en una sonora carcajada. La mayoría reaccionaría de la misma forma ante tal situación.
Hace poco leía el artículo Inmigración: hipocresía o ignorancia. En él, Inocencio Arias señala la falsedad europea a la hora de tratar el problema de la inmigración. Para ello se basa en tres realidades. Primero, los europeos creen que garantizar la seguridad de los migrantes que se embarcan para Europa multiplicaría el efecto llamada. Segundo, creen que extirpar completamente el hambre en África implicaría cantidades ingentes de ayuda de sus gobiernos. Y tercero, piensan que acabar con la guerra de los países emisores de migrantes implicaría, aparte de un cuantioso gasto en material militar, mandar varios miles de soldados europeos a una probable muerte.
¿La conclusión a la que nos lleva el texto de Inocencio Arias es apoyar la inacción frente al problema de la inmigración? De ser así, estoy completamente en contra de esa conclusión.
En cualquier caso, debo reconocer la valía del artículo del antiguo diplomático español. Me explico: Con su teoría de la población, Thomas Malthus afirmó que la población crecía mucho más rápido que los recursos. Eso le llevó a la conclusión de que la especie humana se extinguiría a finales del siglo XIX. El hecho de que su conclusión fuera errada no quita grandeza si teprçoa: comparar crecimiento de recursos y de población es una idea brillante. Malthus creó un debate que hoy, varios siglos después, aún sigue vigente.
Probemos, sigamos probando: acción es lo que hace falta ante los problemas que se derivan de la inmigración
Del texto de Arias enaltezco el haber señalado sin ambigüedades las causas verdaderas del problema de la inmigración. El primer paso para solucionar un problema es localizarlo. Nuestra conducta es hipócrita: por un lado nos escandalizamos aprendiendo las tragedias sufridas por aquellos que tratan de alcanzar nuestro territorio pero por otro nos negamos aportar suficiente ayuda.
También admiro que el texto haya puesto a las creencias de la población europea en el origen del problema de la inmigración. He trabajado durante varios años en instituciones internacionales especializadas en la temática de la migración. He podido comprobar que mayoritariamente se buscan soluciones al problema centrándose en los países emisores de migrantes, es decir, destinando recursos a esos países emisores. Pero, ¿y si intentáramos atajar el problema de la inmigración centrándonos en las creencias de la población europea?
El recién fallecido Gunter Grass afirmaba que Europa no conseguiría sobrevivir sin inmigración: "No debería tenerse tanto miedo de eso: todas las grandes culturas surgieron a partir de formas de mestizaje". Así, se podría llevar a cabo una campaña de concienciación a gran escala.
Yo no sé cuál será la solución a la problemática de la inmigración. Para concluir mi texto me remito a la palabras con las que Franklin Roosevelt hablaba de un problema particular y de cómo solucionarlo: “Es de sentido común adoptar un método y ponerlo a prueba: si fracasa, reconocerlo con sinceridad y probar otro. Pero, por encima de todo, probar algo”.
Probemos, sigamos probando: acción es lo que hace falta ante los problemas que se derivan de la inmigración.
Miguel Forcat Luque es economista y trabaja para la Comisión de la Unión Europea. El propósito de este artículo fue escrito por el autor por su propio nombre y no refleja necesariamente el punto de vista de la institución para la que trabaja. El propósito de este artículo no compromete la responsabilidad de esta institución.
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