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La artista cuidaba con esmero el jardín de la casa que compartía con su marido, el prestigioso pintor Diego Rivera, en Coyoacán, un barrio al sur de la Ciudad de México. Muchas de las flores que adornaban el pelo de la pintora mexicana crecían en aquel vergel. Elisabeth Blumen imagina a Kahlo cortando unos tallos de amarilis y de calas, que aparecen en muchos de los murales de Rivera. “También montaría el ramo con bromelias, ciclamen y fucsias, de tonos exóticos”, explica Blumen. Todo para darle una sorpresa a Rivera, con el que quizá acababa de tener una terrible pelea como las que acostumbraban a protagonizar por las infidelidades de ambos.
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Flores para grandes historias de amor

Hoy se celebra San Valentín y la diseñadora Elisabeth Blumen combina pétalos y hojas para recrear romances inolvidables

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