_
_
_
_
OPINIÓN
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

No basta

Son las siete de la tarde y hay todavía mucho sol y olor a condimentos y a levadura y a flores

Leila Guerriero

Hoy compré una docena de jazmines en el puesto de la esquina, subí a casa y los puse en un florero con forma de pecera. Corté romero de la maceta del balcón, lo lavé y lo dejé sobre una tabla en la cocina. Leí estos versos de Martín Prieto, argentino: “Y no sé nada, no pienso nada, sigo dormido, / hasta que apoyo la boca / en el borde de la porcelana y reconozco ahí un resto de saliva / seco ya y todavía perfumado / que concentra, sobre mi cabeza, / toda la presión del universo”. Hay olor a pan recién horneado (porque he horneado pan). Encendí la lámpara del living, abrí la ventana del cuarto. El sol atraviesa las cortinas como una mermelada ambarina y espesa. La casa está fresca, aireada. Miro los libros de la biblioteca, el caracol irisado que traje desde Filipinas y que parece un ser de otro planeta, algo que da algarabía y también un poco de miedo. Son las siete de la tarde y hay todavía mucho sol y olor a condimentos y a levadura y a flores. He escrito duramente, largamente, trabajosamente durante toda la tarde. He hecho cosas. Pero ya saben. Siempre está ahí, agazapado, eso que dice que con esto no basta, que nunca basta. “Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto, / sino darse y tomar perdida, ingenuamente, / tal vez pude elegir, o necesariamente, / tenía que pedir sentido a toda cosa. / Tal vez no fue vivir este estar silenciosa / y despiadadamente al borde de la angustia / y este terco sentir debajo de su música / un silencio de muerte, de abismo a cada cosa (...) Tal vez pude subir como una flor ardiente / o tener un profundo destino de semilla / en vez de esta terrible lucidez amarilla”, escribía la uruguaya Idea Vilariño en los años cuarenta. A veces pienso que mi oficio no es otro que el de venir aquí y contrabandear poemas que escribieron otros. Después, alguna vez, salir en puntas de pie, quedarme quieta, desaparecer.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Leila Guerriero
Periodista argentina, su trabajo se publica en diversos medios de América Latina y Europa. Es autora de los libros: 'Los suicidas del fin del mundo', 'Frutos extraños', 'Una historia sencilla', 'Opus Gelber', 'Teoría de la gravedad' y 'La otra guerra', entre otros. Colabora en la Cadena SER. En EL PAÍS escribe columnas, crónicas y perfiles.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_