Los medios alemanes se enredan con los refugiados
La información rigurosa se ve amenazada por la xenofobia o las visiones edulcoradas del ‘otro’
La situación se repetía una y otra vez. Cuando el Spiegel onlinepublicaba una noticia sobre refugiados, enseguida aparecían los comentarios que supuraban odio. La situación era insostenible. Así que la web decidió retirar la posibilidad de opinar en las informaciones relacionadas con la inmigración.
La crisis de refugiados monopoliza el debate público en Alemania. No se habla de otra cosa; y los medios de comunicación han pasado de testigos a protagonistas. Los simpatizantes del partido derechista Alternativa para Alemania y del movimiento islamófobo Pegida suelen arremeter contra los periodistas por dar una visión excesivamente edulcorada de los sirios o iraquíes que cada día llegan al país. Los mismos medios también reciben acusaciones de propagar prejuicios. Nadie parece estar contento.
Una relación habitualmente tensa ha explotado tras las agresiones a mujeres de Nochevieja. El canal público ZDF se disculpó por la tardanza en informar sobre los ataques de Colonia. Y una periodista del canal regional WDR acaba de echar más leña al fuego. “Somos una cadena pública. Probablemente recibimos indicaciones para informar a favor del Gobierno”, dijo con naturalidad el domingo en la televisión holandesa. La cadena ha reaccionado indignada y la propia periodista, que trabaja como freelance, ha retirado sus palabras.
Pero las críticas llegan también del otro lado de la trinchera. El periódico Süddeutsche Zeitung y la revista Focus se han enfrentado estos días a protestas por sus portadas. En la primera, una ilustración mostraba unas piernas blancas sobre las que aparecía un amenazante brazo negro. Al lado, un titular aseguraba: “Muchos jóvenes musulmanes no pueden relacionarse con el otro sexo de una forma relajada. Este es un motivo de los excesos de Colonia”. Focus mostró a una mujer blanca desnuda con manos negras pintadas sobre su cuerpo.
El periódico ha pedido perdón por si se interpretó que la ilustración relacionaba violencia con color de piel. La revista no va a hacer lo mismo. “No vemos ningún motivo para justificarnos”, responden.
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