Maldito Tarantino
La pregunta es si nos importa la violencia o solo sobre quién se ejerce
Confieso que hace ya algunos años contribuí a la fama de Quentin Tarantino después de ver Reservoir Dogs. Al final de la película, un espectador que no había parado de hacer comentarios sobre ella a su compañero de butaca dijo en voz alta: “Qué peli más bonita, Alberto”. Más o menos, y para mi vergüenza actual, es lo que yo pensé, y le hice con una carcajada un homenaje al comentarista.
La película estaba muy bien hecha y las actuaciones de los protagonistas eran soberbias, sin excepción. Valoré la película en silencio, y pensé que se trataba de una historia excelente llena de ironía sobre la violencia y la comunicación. Me pareció que la crítica que contenía era muy positiva. Y ya me hice fan del director americano.
Ahora se anuncia con gran difusión que los próximos meses se va a estrenar una nueva historia de este cineasta. Y tengo que decir que no me provoca la menor sensación de placer. Su estética de sangre y violencia ha dejado de hacerme la menor gracia.
Y solo faltaba que hubiera pasado lo de París para reafirmarme en mi nueva condición de militante (porque lo soy) anti-Tarantino. Tan nueva que ni mi mujer lo sabía. Hace no mucho recordé una película suya, Malditos bastardos, en la que sucedía un ametrallamiento de nazis en París, que era igual que el que habían realizado unos yihadistas en la discoteca Bataclan. Y me imaginé a cientos de musulmanes jóvenes, divertidos con la visión del ametrallamiento de cientos de jóvenes como ellos, salvo que eran cristianos. La ironía ya no existía, solo una mirada cruel y falta de crítica sobre la violencia. Lo mismo valía para otra película del autor, Dyango desencadenado, de modo que a Tarantino me parece que ya no hay por dónde cogerle.
Porque la pregunta es si nos importa la violencia o solo sobre quién se ejerce. ¿Basta que alguien lleve un uniforme nazi para que se le pueda torturar? Yo creo que no, y quiero creer que los sistemas educativos occidentales están en contra de eso. Sería espantoso que una película española viajara a Marruecos estando a favor del asesinato de cristianos. Eso vale en todas las direcciones. Espero que Tarantino deje de recaudar tanto como hasta ahora.
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