Bradley Cooper busca otras salidas a la interpretación

Como actor no le va nada mal, es el cuarto mejor pagado de la industria, pero Bradley Cooper quiere algo más. No le vale con haber sido nominado tres veces consecutivas al Oscar —El lado bueno de las cosas (2012), La gran estafa americana (2013) y El francotirador (2014)— y con ser el guapo de Hollywood. Cooper o Coop, como le llaman coloquialmente sus amigos, quiere nuevos retos y la dirección y la producción son realidades que están al alcance de su mano a la vez que extiende su dominio en la televisión. “Siempre he querido ser muchas cosas. Ninja, vaquero, soldado. Pero mi ambición y mis gustos están en este medio. El cine, la interpretación, es mi pasión y me gusta soñar a lo grande dentro de lo que me apasiona”, reconoció el actor en una entrevista con este periódico.

Durante la presentación de Joy, su última película, el actor ya admitió que está abierto a otras aventuras creativas, y lo está consiguiendo a juzgar por los proyectos que le rodean a él y a su compañía de producción, 22 & Indiana. Junto con el realizador Todd Phillips, el hombre que lanzó su carrera con Resacón en Vegas (2009), tiene un acuerdo de producción con los estudios Warner. Y por su cuenta se dan como seguras sus incursiones como director con esa nueva versión de Ha nacido una estrella que lleva años rondando Hollywood y la comedia Honeymoon with Harry junto a Robert De Niro. De confirmarse esta última, sería su quinto proyecto junto a De Niro tras su trabajo en Joy. Ha nacido una estrella también es un proyecto de amigos heredado de Clint Eastwood, por el que se interesó cuando trabajó con el maestro del western en El francotirador. Cuando Eastwood pasó de la cuarta versión de esta historia clásica de Hollywood que iba a dirigir con Cooper y Beyoncé en los papeles principales, el actor, de 40 años, vio su oportunidad de comenzar una nueva carrera como director. 

Aunque el nombre de Cooper lleva varios años unido a ambas historias, ninguno de los dos filmes se acaba de materializar y los rumores sobre la participación de Beyoncé se confirman y se niegan con la misma facilidad. Como saben otros actores que lo han intentado con anterioridad, el salto a la dirección es difícil y más aún que Hollywood tome en serio a una cara bonita del cine detrás de las cámaras. No le ayuda el fracaso de sus últimos estrenos como actor en un año en el que tanto Aloha como Burnt, su última comedia, se estrellaron estrepitosamente en la taquilla. Y su trabajo en Joy ha sido ninguneado en las listas de candidaturas al Globo de Oro o al Sindicato de Actores, preludio de lo que sucede después en los Oscar.

El trabajo de Cooper es más sólido en el campo de la producción, incluido su salto al mundo de la televisión donde produce la serie Limitless, derivada de la película del mismo título que protagonizó. Pero el intérprete insiste en que en su carrera no existe ningún plan, solo grandes sueños. “Esa es la verdad. Solo soy culpable de soñar a lo grande, de querer crecer y de ser curioso. Y, por supuesto, de amar lo que hago”, resumió al diario como su receta para expandir su carrera.