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África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

Necesitamos muchos nombres nuevos de escritoras africanas, y los necesitamos ya

En el libro Literaturas hispanoafricanas: realidades y contextos (Ed. Verbum, 2015) se lee que el listado de mujeres escritoras que, dentro de esta literatura, tienen al menos una obra publicada se reduce a nueve nombres: Raquel Ilombé, María Nsué, Guillermina Mekuy, Remei Sipi, Victoria Evita Ika, Tanci, Paloma del Sol, Agnés Agbotón y Céline Magneché-Ndé y que esta menguada cifra se eleva a cuarenta nombres si incluimos a aquellas escritoras africanas en otros idiomas que están traducidas al castellano. Quizás aumentaría un poco más si añadiéramos a aquellas que han elegido el catalán (gallego o euskera) para expresarse por escrito, como lo hace Laïla Karrouch.

El dato no hace sino confirmar una realidad: hasta la fecha se ha publicado en castellano muy poca literatura escrita por mujeres africanas. Pero, además, apenas llega información sobre ellas. Ante lo cual podemos hacernos algunas preguntas: ¿ocurre porque no existen escritoras africanas de calidad?, ¿o es porque la literatura africana en general interesa poco y la escrita por mujeres aún menos?.

Lo cierto es que, a pesar de los esfuerzos que se están realizando, el mundo editorial nos acerca la actualidad literaria africana con cuentagotas, mientras se nos ponen los dientes largos al llegarnos noticias, gracias a la red de redes, de la dinámica actualidad literaria del continente. Porque más allá de los libros que acaban en nuestras librerías,nos llegan informaciones de mujeres africanas que escriben, publican y tienen éxito, dentro y fuera del continente, sin que aquí apenas se pueda tener la oportunidad de conocer su obra, sus inquietudes, su visión de la vida o su pensamiento, excepto si se hace en la lengua en la que escriben. Y hablamos de literatura, donde géneros como la poesía apenas arrojan algún saldo positivo, y sin adentrarnos en el mundo del ensayo escrito por mujeres, en donde el panorama viejo y actual directamente te mira a la cara y te suelta: “¿pero qué andas buscando, ilusa?”.

La senegalesa Aminata Sow Fall es uno de esos casos de tremendo olvido. Considerada una personalidad de primer orden dentro de la literatura africana, esta escritora, que eligió el francés frente al wólof para escribir, no tiene ninguna obra traducida al castellano. Hablamos de alguien a quien le concedieron en junio de este año el “Gran Premio de la Francofonía” que otorga la Academia francesa y que ha obtenido el “Gran Premio de Literatura de África Negra” por su obra La grève des Battu por la que por cierto también estuvo nominada al Goncourt. Ella, que comenzó a escribir sin intención de publicar, es la autora de una obra que la ha llevado a ser reconocida como una auténtica pionera. Su escritura se ha convertido en un deslumbramiento para muchos otros escritores, entre ellos Alain Mabanckou, pero sigue siendo una absoluta desconocida entre nosotros.

En el mismo saco roto han comenzado a caer las nuevas generaciones de escritoras, de las que apenas tenemos noticias (excepto por los medios que todos conocemos).

Un caso paradigmático es el de la joven escritora zimbabuense NoViolet Bulawayo. Su novela We need

new names supuso la entrada por la puerta grande tras conquistar a la crítica literaria anglosajona y obtener múltiples premios (fue incluso finalista para el "The Man Booker Prize" 2013), lo que parecía augurar que el gran interés y entusiasmo que suscitaba dieran como resultado su traducción al castellano, pero lo anterior no ocurrió. En torno a su obra comenzó a levantarse uno de los debates que, cada cierto, vuelve a surgir: se la acusó de plasmar en el libro los temas que interesan a los lectores del mundo occidental y que hacen caer al continente en estereotipo tras estereotipo, argumento frente al que otras veces reclamaron la necesidad de que el escritor africano escribiera sobre cualquier tema, bien porque hablamos de auténticas realidades (a pesar de fomentar esos clichés), bien porque forman parte de las experiencias y preocupaciones de los escritores africanos. Debate que venía de antes y que siempre acaba mencionándose a la hora de justificar la edición de algunas obras literarias entre nosotros.

Pero más allá de si es la temática que abordan las novelas escritas, en este caso por mujeres, lo que hace que las casas editoriales se interesen por ellas o no, se encuentra el hecho de que la mayoría de las que han conseguido publicar residen fuera de África. A nadie se le escapa que los nombres que podemos encontrar en las estanterías de nuestras librerías y que son tomadas en cuenta por los medios, son los de aquellas que viven, estudian y/o trabajan en Europa o EEUU. Pero incluso entre ellas hay diferencias.

Sin duda, la escritora africana del momento es Chimamanda Ngozie Adichie. La nigeriana que parece haber encontrado la varita del éxito es un auténtico fenómeno y ha logrado acaparar la atención mundial de la prensa y del público desde sus inicios. Todos sus libros han sido traducidos al castellano e incluso aprovechando su tirón una charla suya, que en su día fue un vídeo de gran éxito, Todos deberíamos ser feministas, se ha visto trasladada al papel. Con al menos dos obras traducidas también se encuentran Aminatta Forna, Fatou Diome, Leila Aboulela, Malika Mokedem o Ken Bugul e incluyo a Tayie Selasie, por mencionar a algunas de estas escritoras que han logrado una cierta continuidad.

Junto a ellas emergen otro grupo de escritoras que han podido llegar hasta nosotros en un momento dado, pero de las que en la actualidad no tenemos noticias, a pesar de seguir activas: es el caso de la camerunesa Calixthe Beyala de la que se desconoce el motivo por el que no se ha vuelto a ver ningún libro suyo traducido desde la edición de su novela erótica Mujer desnuda, mujer negra, en 2004. Después están las que, aun residiendo en el extranjero, y habiendo obtenido buenas críticas no tienen el eco de

las anteriores, citamos a la ruandesa Scholastique Mukasonga o la escritora de ficción especulativa Nnedi Okorafor, a la ugandesa Jennifer Nansubuga Makumbi con su novela Kintu, a la keniata Yvonne Adhiambo Owuor, que ha cosechado éxito de críticas con su novela Dust, o a la etíope Maaza Mengiste.

Lejos, muy lejos, quedan ya las que publican y viven en el continente, es el caso de la zambiana Zukiswa Wanner o la caboverdiana Eileen Barbosa. Así, el camino se va plagando de títulos... ¿que nadie traducirá?: Happiness, Like Water de Chinelo Okparanta, The Moor´s Account de Laila Lamani, The Secret Lives of Baba Segi´s Wives de Lola Shoneyin, o cualquiera de las obras de las ruandesa Unity Dow, que apela a que "repensemos África", por mencionar un puñado de ellos.

En relación a los motivos por los que se publican tan pocas obras de escritoras africanas entre nosotros, podemos encontrar diversidad de opiniones. La más generalizada cree que “la escritura africana en general aquí no interesa, y mucho menos la escrita por mujeres”. Después algunos matizan, “a menudo la obra de algunas escritoras es demasiado local y no gusta en occidente, o todo lo contrario es excesivamente "acultural" y no se asocia con lo africano, con lo que espera la gente leer sobre África, un

continente que asocian con determinadas imágenes". Otros opinan que “en África publican más los hombres y aquí se tiene más en cuenta lo que dice un intelectual hombre que una mujer. Como ejemplo, es bastante significativo el ínfimo porcentaje de mujeres que han ganado el Nobel de literatura”. También se aducen razones más relacionadas con el mundo editorial, "a veces hay problemas en la cesión de derechos para la traducción y las gestiones son muy complicadas" o "suele ocurrir que llamen a editoriales pequeñas cuando deciden publicar en Europa y no a las grandes". En último término hay quien critica que "se ha publicado, en algunas ocasiones, sin tener en cuenta la calidad, lo que a la larga en lugar de beneficiar, ha perjudicado".

Sean estas u otras las razones, lo único cierto es que este 2015 podemos disfrutar de dos novedades editoriales. Una es La estación de la sombra de Léonora Miano, traducida por Arantza Mareca, dentro de la colección de "Casa África", que narra la esclavitud desde el punto de vista de las que se quedaron. Y la otra es la que nos acerca la editorial 2709books que nos ha traído, gracias a la traducción de Mar i Cel Perera Valls, la obra de una escritora senegalesa, Mariama Ndoye, que descubre a una narradora con una vida interior plagada de dudas y sentimientos, muy alejada de temáticas más trilladas, en De Abiyán a Túnez.

Y seguimos queriendo más. Porque la voz de las mujeres africanas (esa voz tantas veces ignorada, pisoteada y silenciada) es imprescindible para conocer y aprender maneras nuevas de sentir y repensar el mundo, para descubrir cada realidad desde otro punto de vista, y para derrumbar los tópicos que sobre ellas se ciernen. Sin ellas, sin sus letras, este mundo es más triste, más aburrido, menos fuerte, tierno y apasionante, pero, sobre todo, está más incompleto y falto de conocimiento. Leedlas, disfrutadlas, y si os gustan, os conmueven y os revuelven, si os hacen abrir los ojos, difundid sus nombres todo lo que podáis para que sigan viniendo otras.

Y también para que no diga nadie nunca más que no nos interesaba lo que tenían que contar.

Comentarios

Si soy sincera, no esperaba que en África hubiera un nivel cultural alto y menos aún en las mujeres, por motivos obvios y que la mayor parte de la gente conoce; sin embargo, me encantaría leer libros de mujeres africanas pero que vivan allí y que describan cómo se desarrolla la vida en ese continente, su visión de la vida, desde los acontecimientos naturales o artificiales más grandes, hasta la historia más pequeña contada por alguien simple y llano, todo lo de allí, su pensamiento; he leído sólo un libro escrito por una "norteafricana" pero emigrante en nuestro país y puedo decir que su visión de una realidad que puede ser también muy habitual en nuestra sociedad, me dejó trastocada y angustiada, no me la esperaba y creo que se necesita saber mucho más de su visión del mundo para llegar a entender.
Se nota mucha ignorancia en el la gente, que cree que África es un continente atrasado culturalmente, no les han enseñado en la escuela ¡cuál es al cuna de la humanidad? En África están todos los valores humanos que hacen falta en los otros continentes
La literatura africana, es rica y natural, expresa lo que realmente es la necesidad del hombre. Sin maquillaje, que sí aparece en los escritores descendientes de colonizadores europeos, muchos que se consideran blancos, pues no tienen nociones de colores, ni de historia étnica y cultural
Hola!Resulta preocupante el hecho de que casi no existe literatura escrita por mujeres africanas en castellano. Si hablamos ya de libros infantiles en castellano la cosa es, si cabe, más preocupante. Está claro que necesitamos libros más diversos y los necesitamos YA.Espero que con el proyecto "potopoto" (www.potopoto.es) de Afrocuentos en español, podamos aportar un poquito más de literatura infantil inclusiva y diversa escrita en castellano, que buena falta hace.Un fuerte abrazo!
Si soy sincera, no esperaba que en África hubiera un nivel cultural alto y menos aún en las mujeres, por motivos obvios y que la mayor parte de la gente conoce; sin embargo, me encantaría leer libros de mujeres africanas pero que vivan allí y que describan cómo se desarrolla la vida en ese continente, su visión de la vida, desde los acontecimientos naturales o artificiales más grandes, hasta la historia más pequeña contada por alguien simple y llano, todo lo de allí, su pensamiento; he leído sólo un libro escrito por una "norteafricana" pero emigrante en nuestro país y puedo decir que su visión de una realidad que puede ser también muy habitual en nuestra sociedad, me dejó trastocada y angustiada, no me la esperaba y creo que se necesita saber mucho más de su visión del mundo para llegar a entender.
Se nota mucha ignorancia en el la gente, que cree que África es un continente atrasado culturalmente, no les han enseñado en la escuela ¡cuál es al cuna de la humanidad? En África están todos los valores humanos que hacen falta en los otros continentes
La literatura africana, es rica y natural, expresa lo que realmente es la necesidad del hombre. Sin maquillaje, que sí aparece en los escritores descendientes de colonizadores europeos, muchos que se consideran blancos, pues no tienen nociones de colores, ni de historia étnica y cultural
Hola!Resulta preocupante el hecho de que casi no existe literatura escrita por mujeres africanas en castellano. Si hablamos ya de libros infantiles en castellano la cosa es, si cabe, más preocupante. Está claro que necesitamos libros más diversos y los necesitamos YA.Espero que con el proyecto "potopoto" (www.potopoto.es) de Afrocuentos en español, podamos aportar un poquito más de literatura infantil inclusiva y diversa escrita en castellano, que buena falta hace.Un fuerte abrazo!

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