El plan para convertir a Justin Bieber en el más grande de la música
El adolescente que provocaba desdén es ahora un tipo reivindicado por Kanye West y agasajado por las marcas. Todo es producto de una estrategia
Lo malo de las estrellas infantiles es que no pueden serlo eternamente. Cuando pegan el estirón o les cambia la voz se ven obligadas a reformatearse en otra clase de estrella… o en lo que puedan. Su reinado pubescente se desmorona: sus fans, ya crecidos, les dan la espalda, y sus detractores no claudican. Eso explica cambios radicales como los de Miley Cyrus o desastres como los de Macaulay Culkin, Lindsay Lohan o los niños de Con ocho basta. Ahora le ha llegado el turno a Justin Bieber (Ontario, Canadá, 21 años). El antiguo príncipe de la grima, con su flequillo lamido y su sonrisa americana reglamentaria, el yerno que ninguna madre hipster querría tener, parece resuelto a salir airoso del trance. El próximo noviembre publica Purpuse, su primer disco en tres años y el primero como post-teenager. Y por lo que se ha escuchado hasta ahora (el potente single What do you mean?) da la impresión de que ha tomado el camino correcto. ¿Se puede decir lo mismo de todas sus facetas?
Ha evolucionado musicalmente
Rebobinemos: niño que sale cantando en YouTube es descubierto por un cazatalentos que en poco tiempo le convierte en ídolo de adolescentes a escala mundial. Tres álbumes en tres años (My world 2.0, 2010; el navideño Under the mistletoe, 2011; y Believe, 2012) y tres números uno en Estados Unidos. Música de baile aspiracional para espectadores de Disney Channel. Pero ahora Justin ya no juega en las categorías inferiores, y entre las estrellas adultas se imponen producciones estrambóticas que destaquen en la cacofónica maraña de las plataformas de streaming. El afilado (y a la vez accesible) sonido de What do you mean? es cortesía de Skrillex, un excantante punk metido a productor de dubstep y autor de un tema brutal titulado Rock and roll (will take you to the mountain) en cuyo vídeo aparecen Tommy Lee (Mötley Crüe) y miembros de Korn y deadmau5. Como suele hacer Madonna, Justin ha apostado por el productor que va un paso por delante.
Ha sentado la cabeza (dicen)Conducción bajo los efectos de sustancias y carreras ilegales en Miami, lanzamiento de huevos en California, peleas con Orlando Bloom en Ibiza, pintadas en monumentos históricos en Brasil… Todo eso parece cosa del pasado. Al menos es lo que asegura su mánager, Scooter Brown, el mismo que lo descubrió en 2007 y que sigue a su lado. “Está listo para dar un paso adelante y convertirse en el hombre que es”, dijo Brown en enero de este año a la revista Complex. Es su mánager: qué va a decir. Unos días antes Justin había colgado un vídeo de arrepentimiento en Facebook y salido en el programa de Ellen DeGeneres disculpándose por sus chiquilladas de antaño. “He hecho muchas cosas de las que no me siento orgulloso”, declaró en el programa. “Adoro a la gente y me apasiona ser mejor persona y crecer”. De todos modos, tiene 21 años: tampoco queremos que se convierta en un señor mayor.
Justin, el conquistador
No te extrañe si, a su tierna edad, el historial amatorio de Justin Bieber es más abultado que el de muchos cuarentones. El roce con las fans hace el cariño. Pero también ha tenido alguna relación seria. La más publicitada fue la que mantuvo con la también estrella infantil Selena Gómez; un romance casi de dibujos animados, como si Hiro Hamada, de Big Hero 6, se liara con la princesa Elsa, de Frozen, pero en real. Su relación con el boxeador Floyd Mayweather (el famoso mejor pagado del mundo, según Forbes), con quien se fue recientemente de vacaciones a la Polinesia Francesa, no es más que amistad muy hetero, o bromance, como lo llaman en la Red. Por si a alguien le quedaba alguna duda, después se ha marchado a Bora Bora con la bloguera y modelo Jayde Pierce, que asegura que son solo amigos. Las imágenes de Justin en pelota picada en el hotel sugieren que se trata de una amistad muy estrecha. No sabemos qué pensará de ello Hailey Baldwin, modelo y sobrina del actor Alec Baldwin, con la que, según algunos, Justin se ve de manera intermitente desde finales de 2014.
Viste como Kanye West
Por supuesto, su giro musical tiene que ir acompañado de una nueva imagen. El aspecto de chico de al lado de su primera etapa (camisetas insípidas, camisas de cuadros, corbatas… por no hablar de su ampliamente ridiculizado peinado) ha sido sabiamente modificado hasta situarlo en la primera línea de la moda. Últimamente le hemos visto decantarse por esas camisetas exageradamente largas (casi hasta las rodillas) de las tendencias oversize (sobretallada) y de línea larga, que mezclan la influencia de la ropa deportiva con la imagen de rapero. De hecho se considera a Kanye West uno de sus impulsores, y ya se sabe que hoy en día todo lo que hace West dicta sentencia. En cuanto al pelo, ya no puede tildársele de ñoño. Quizá inspirado por el asimétrico corte de Skrillex, ahora Justin lo luce corto por detrás con un flequillo digamos que también un poco oversize, todo en rubio platino.
Domina las redes
No cabe duda de que estamos ante alguien que pilota el tema de las redes sociales, algo importante hoy en día en muchos terrenos, más en el del pop. En ellas se dio a conocer, claro. Así que si la nueva manera de promocionar su nuevo disco es tatuándose su título en la barriga, allá va Justin y lo hace. Si para calentar el ambiente en vísperas de la publicación hay que enseñar el trasero en Instagram, ¿por qué no? Más novedosa fue su técnica de estrenar 15 segundos de 11 nuevas canciones en Instagram, en el verano de 2014. Según Socialblade.com, Bieber es el sexto ser humano —y el primer varón— con más seguidores en Instagram (más de 40 millones, casi la población de España). En Twitter es segundo (68 millones de seguidores), solo por detrás de Katy Perry y por delante de Barack Obama. En Facebook ocupa solo la décima posición (ay). Si esos datos sirven para medir influencia, Justin la tiene.
Diversifica el negocio
Son tantas sus fuentes de ingresos que no queda claro si la principal es la música. Ya en 2011 se embolsó 3 millones de dólares (2,6 millones de euros) en el primer mes a la venta de su fragancia femenina Someday (a la que siguieron otras tres, una por año). Ha sido imagen de Adidas NEO y Calvin Klein, en este último caso con unas fotos que tuvieron un amplio impacto en Internet y que, al parecer, abusaban del PhotoShop. Como muchas celebrities, se ha embarcado en proyectos solidarios, como PETA, por los derechos de los animales, y Pencils of Promise, para una campaña de construcción de una escuela en Guatemala. Después de contadas apariciones en series y películas, se ha anunciado que en 2016 realizará un cameo en la esperada Zoolander 2, junto a Ben Stiller. Un sinfín de actividades que llevaron a la revista Forbes hace un año a señalar a Justin Bieber, con 80 millones de dólares embolsados en aquel ejercicio (70,6 millones de euros), como el famoso de menos de 30 años que más dinero gana.
¿Puede convertirse Justin Bieber en la estrella pop más grande y, a la vez, ser respetado? Si sigue así, puede, puede...
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