La tatuadora Kat Von D. se pasa de lo indeleble al maquillaje
La protagonista de ‘Miami Ink’ ha tatuado a estrellas como Jared Leto o Miley Cyrus incursiona en el mundo de los cosméticos
Las tres chicas que acompañan a Kat Von D. parecen un resumen perfecto de las características que podríamos aplicar a la tatuadora, y ahora empresaria del maquillaje, nacida en México y afincada en Los Ángeles. Una de las muchachas es una punki latina que se sienta en el sofá y apoya las botas sobre la mesa, otra tiene aspecto de acabar de presentarle su proyecto de start up a Mark Zuckerberg y la última es una rubia de piernas infinitas embutida en un vestido de aquellos que solo se pueden quitar con agua caliente. Las tres cuchichean a la espera de que llegue su jefa, Katherine Von Drachenberg Galeano. Una parte, tatuadora de alma rebelde; otra, sabia mujer de negocios y activista de las redes sociales; además de objeto de deseo irresistible hasta el punto de seducir al exmarido de Sandra Bullock, un gañán que se jactaba de que el forajido Jesse James era su tatarabuelo.
Kat Von D. (Montemorelos, 1982) está en Madrid para presentar su línea de maquillaje. La gente de Sephora, el emporio al que se ha adherido en esta exitosa aventura, no pueden aún creer la legión de seguidores que tiene en la capital. “La televisión es lo que tiene”, informa ella sin darle mayor importancia al asunto. Protagonista de realities alrededor del asunto del tatuaje (Miami Ink, La Ink…), Kat se forjó un nombre en la escena, llegando a tatuar en su tienda en Hollywood a celebridades como Jared Leto, Miley Cyrus, Lady Gaga o Ewan McGregor. “No siento nada especial cuando veo a alguien famoso luciendo uno de mis dibujos”, aclara la mujer que entró en el Libro Guinness de los records tras tatuar a 400 personas en 24 horas. “Para mí, todo el mundo es igual. Una de las cosas maravillosas del tatuaje es que nos hace a todos iguales. Al final, sea famoso o no, siempre tienes el mismo trabajo: asegurarte de que la persona no se está tatuando porque vaya pedo, o esté triste o lo que sea, y asegurarte de que el trabajo sale bien”.
La empresaria y estrella mediática manda callar a las tres chicas de su séquito. Luego, mira hacia el piano que hay en el bar del Hotel Villa Magna, donde tiene lugar la entrevista, y suspira. “Ahora mismo, me levantaba y me ponía a tocar. ¿sabes cuándo supe que me estaba yendo bien en la vida? Cuando pude permitirme tener un piano en el salón de mi casa”, informa.
Dueña de un hogar suficientemente grande como para albergar un piano, Kat Von D. emprende con el maquillaje el segundo escalón de un plan que se asemeja bastante a lo que ella entiende como la dominación mundial.
Kast Von D y las redes sociales
Durante años, Kast Von D ha sido una mezcla entre musa y catalizadora de la escena roquera de Los Ángeles. De forma profesional o sentimental (o ambas) ha estado relacionada con gente como Nikki Sixx, AC/DC, Skid Row o Mars Volta. Ha tatuado a los miembros de las bandas, ha aparecido en vídeos e incluso en letras de algunos temas. En 2009 arrancó una relación sentimental con el dj y productor de música electrónica Deadma5. De ella quedan unas estrellitas tatuadas en la mejilla del músico. La ruptura fue por Twitter. “Las redes sociales son importantes y yo soy muy activa, por hay veces en que las volaría por los aires”.
“Me gusta dibujar. Y me gusta el maquillaje. Y creo que sé algo de todo esto. Me metí en esta aventura porque me interesaba saber sobre este negocio. Otras hubieran cedido su nombre y listos, pero yo quiero ser parte de esto, me intereso por todas las partes del proceso y me aseguro de que no va a haber nada que haya sido testado en animales”. Termina la frase y se acaricia la pierna, justo en la zona en la que se encuentra el tatuaje con la cara de su padre. “¿Sabes de lo único de lo que me cansé?”, interviene al ver que su gesto ha llamado la atención. “De explicar qué significa cada uno de mis tatuajes. Ese es de mi padre, y mi padre es una de las personas que más me han influido, pero no te voy a contar mi relación con él”. Tampoco se va a sentir cómoda hablando de su tema con Jesse James, ni siquiera de la relación que mantuvo con Nikki Sixx, bajista de la banda de hard rock Mötley Crüe y encargado de redactar el prólogo del libro High Voltage Tattoo. Lanzado en 2009, fue su primera obra ilustrada y entró en la lista de bestsellers de The New York Times. Hoy Kat tiene más éxito y más fans que cualquiera de los hombres que conforman su biografía sentimental.
“Un día, me di cuenta de que me estaba centrando en hacer cosas que duraban para siempre: tatuajes, libros, programas de televisión que todos pueden ver cuando deseen… Necesitaba hacer algo más temporal, y el maquillaje es perfecto para eso. Te lavas la cara y se va”. Señala una de las estrellitas de colores que adornan su rostro. “Podría ser maquillaje, o podría ser tatuaje, ¿me entiendes?”. Frota y la estrellita se queda.
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