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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La camada aún estaba allí

El Athletic le ha ganado la supercopa al Barcelona de Messi 31 años después

El capitán Carlos Gurpegui, levanta la Supercopa ante los miles de aficionados que celebraban el triunfo de su equipo.
El capitán Carlos Gurpegui, levanta la Supercopa ante los miles de aficionados que celebraban el triunfo de su equipo.Iñaki Andrés (EFE)

Los bilbaínos de menos de 40 años difícilmente recordarán aquel 5 de mayo de 1984 en el que el capitán del Athletic levantó por última vez la copa del Rey que acababa de conquistar frente al Barcelona de Maradona. Solo tres de los ganadores de ahora, Gurpegui, Iraizoz y Aduriz, habían nacido antes de aquel choque (que acabó a guantazos y patadas de kung-fu). Pero es probable que algunos de los que entonces eran niños estén convencidos de haber asistido al recibimiento de los jugadores que surcaban la ría en gabarra, e incluso de haber estado a bordo. 31 años después, el Athletic le ha ganado la supercopa al Barcelona de Messi, y entre los aficionados se ha planteado el dilema de si sacar o no la gabarra para celebrarlo.

Ya se planteó en 2009 cuando, después de llegar a la final y perderla, algunas personas insistieron en que llegar ya era mucho y pidieron gabarra. Sobre todo para que los jóvenes que nunca lo habían vivido tuvieran esa experiencia. Pero celebrar una derrota le pareció a la mayoría impropia de su historia. De las 111 finales de Copa celebradas desde 1902, el Athletic ha participado en 37 (tres de cada diez) ganando 23. Sumando las 8 Ligas, y dos supercopas el Athletic ha ganado en total 33 títulos. Por tanto, llegar a la final no es algo tan excepcional como para una celebración con tanta carga simbólica. Así pues, la idea fue abandonada. Ahora es distinto porque hay un título de por medio, logrado además frente al mejor equipo del mundo y por un tanteo global de 5-1. Y con un equipo en el que nueve de los 11 titulares habían sido criados en Lezama. Había argumentos a favor de la gabarra pero han pesado más otras razones. La principal, que mañana, el Athletic se enfrenta en Eslovaquia al MSK de Zilina en una eliminatoria previa a la fase de grupos de la Europa League, y el domingo al Barcelona en la primera jornada de liga. Intercalar en ese calendario un festejo tan emotivo y masivo no parece oportuno. Mejor ganar alguna de las tres competiciones de la nueva temporada, ahora que lo imposible ha sido abolido.

¿Como se recordará este triunfo de ahora?¿Como lo recordarán sobre todo los que ahora son niños dentro de 30 o 40 años? Pues como sus padres recuerdan los títulos de la etapa de Clemente, en los años 80 (dos ligas y una copa) y como los padres de sus padres recuerdan los de la época de Daucik en los años 50 (tres copas y una liga). Este triunfo del Athletic de Valverde tal vez con el tiempo quede asociado con otros que vendrán e incluso con los dos subcampeonatos del primer año de Bielsa, periodo en el que se disputó el que para muchos fue el mejor partido de la historia del club: el triunfo por 2-3 en el campo del Manchester United en marzo de 2012.

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Visto lo visto en esta final a dos partidos no puede uno dejar de pensar que tal vez el resultado de la final del 30 de mayo hubiera sido diferente si en lugar de jugarse en el Camp Nou lo hubiera sido en San Mamés.

(La noche del viernes soñé que le habíamos ganado 4-0 al Barça. Al despertarme, la camada de leones aún seguía allí).

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