Boda poco principesca para Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo
El hijo de Carolina de Mónaco contrae matrimonio con la aristócrata italiana ante 700 invitados convocados a una celebración informal
La cita es este sábado al mediodía. El escenario el palacio de Montecarlo. Los protagonistas Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo que contraen matrimonio en una boda que no seguirá los guiones de las bodas principescas pero contará con 700 invitados convocados a una fiesta a modo de picnic. El anfitrión será Alberto de Mónaco que como él mismo ha contado ha sido el encargado de organizar el enlace del que dicen es su sobrino predilecto. "Ellos han querido una boda así y así lo hemos organizado", ha dicho su tío el príncipe.
Hace seis años que el hijo menor nacido del matrimonio de Carolina de Mónaco con Stefano Casiraghi comenzó su relación con la aristócrata italiana Beatrice Borromeo y casi de inmediato pasó a formar parte del clan de los Grimaldi. Su suegra la considera la nuera perfecta ya que reúne pedigrí, belleza y un cierto tono progre que tanto gusta en la familia monegasca.
La muchacha que en su día fue modelo y dio su primer voto a Antonio di Pietro —el juez que luchó contra la política corrupta con el juicio Manos Limpias —, va de progre. No votó a Matteo Renzi, porque le parece demasiado de derechas. Trabaja como periodista en la redacción de un diario izquierdista, Il Fatto Quotidiano, en un piso al lado de la estación de Milán. Lo mismo entrevista a una abuela que gobierna un clan de la mafia calabresa que se sube a un avión rumbo a París para presenciar unos desfiles de moda a pie de pasarela. Ha dirigido el documental, Lady ’ndrangheta, sobre las mujeres de la mafia calabresa y es partidaria de la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo en Italia.
Pierre es el más discreto de los hijos de la princesa Carolina. Tenía tres años cuando su padre murió en un accidente pero es quien más se le parece, el más italiano de los hermanos. De hecho el joven trabaja con los Casiraghi en los negocios familiares tras estudiar finanzas.
Habrá dos bodas, la civil en Mónaco y la religiosa una semana más tarde en Lago Maggiore, donde reside la familia de la novia. La primera será oficiará en los salones del palacio, y luego habrá una fiesta en el jardín porque Pierre y Beatrice lo quieren de esa manera. Las invitaciones formales se han enviado desde el Palacio de Mónaco a 700 personas para un celebración "sencilla" en una tarde de verano.
"Será como un día de campo, aunque no vamos a tener sándwiches o hamburguesas o perros calientes", ha explicado el príncipe Alberto. "Bueno, tal vez los perritos calientes ...", añadió. "Va a ser una fiesta en el jardín de verano, con comida para picar. Habrá mesas con buffet y bebidas, habrá lugares para que los invitados se sienten, pero va a ser en su mayoría informal."
Tampoco faltará el entretenimiento. "Vendrán algunos bailarines folclóricos locales. Y tendremos música. También vamos a jugar un poco de petanca. Yo haré un brindis. Voy a tratar de que sea corto para no aburrir a todo el mundo. Lo cual va a ser difícil porque me gustan mucho tanto Pierre como Beatrice".
El traje de la novia, como en todas las bodas, es un gran secreto. Eso sí ha transcendido que se ha confeccionado en el taller de Giorgio Armani, el diseñador de cabecera de Beatrice.
Todos los objetivos de los paparazis estarán puestos en esta boda, una de las grandes citas del año para la prensa social, ya que los Grimaldi sigue siendo un gran reclamo. Y Mónaco necesita publicitar todo lo que tiene que ver con su peculiar familia principesca para no perder su sitio en el mundo de la jet set y donde los millonarios quieren hacerse notar.
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