Seis fantasías de Varoufakis
El ministro griego ha distribuido un pequeño ‘catecismo’ a favor del ‘no’
El ministro griego, Yanis Varoufakis, ha emitido un breve catecismo: “Por qué recomendamos el no en el referéndum en seis cortos puntos-bala” (http://yanis.varoufakis.eu). Son seis balas fantasiosas.
1. Sostiene que la negociación “embarrancó” porque los acreedores “rechazaron reducir nuestra impagable deuda”. No es así. Sus 18 socios del euro solo fijaron que la discusión sobre la deuda se abordaría tras el pacto (luego fallido) para culminar el segundo rescate. Tras su última oferta, el día 25, Alexis Tsipras se fue a Atenas y allí convocó un referéndum, rompiendo por su cuenta las negociaciones. El sábado, 27, Varoufakis también se levantó de la mesa, ese hábito inédito desde De Gaulle. El 30, cuando expiraba la prórroga, los Dieciocho “tomaron nota” de las peticiones griegas, entre ellas, la deuda, y decidieron “esperar al resultado del domingo”.
2. Sostiene que el FMI, EE UU y muchos otros creen, “como nosotros”, que “la deuda debe reestructurarse”. Pero no hay un consenso sobre el tal “cómo”: si con repudio (como quiso Syriza), quitas parciales (como sugirió), canje de bonos (como propuso el propio Varoufakis en Londres) u otros métodos. No está el mundo contra los Dieciocho y junto a él.
3. Recuerda Varoufakis que el Eurogrupo admitió en noviembre de 2012 “que la deuda debía ser reestructurada” (en plazos y tipos). Lleva razón, pero omite que esto lo condicionó a la existencia de superávit primario, esfumado desde que él lleva la Hacienda griega.
4. “Desde el anuncio del referéndum”, la “Europa oficial” (por Jean-Claude Juncker) está presta a reestructurar: “también votaría no”, sostiene. Esta graciosa ironía esconde que Juncker fue el primero en clamar por el sí.
5. Sostiene que “Grecia permanecerá en el euro”. Pero eso puede ser mero decorado: si el BCE no te presta, da igual el euro que Babia, vas listo. Argentina estaba en 2001 en el peso, y solo funcionaban los papelitos llamados “patacones”: la ruina.
6. Sostiene que “el futuro exige una Grecia orgullosa”. ¡Horror al orgullo! No: el presente reclama una Grecia sensata, cumplidora, digna, cohesiva, próspera. Sin plutócratas-evasores ni pobres.
Y cooperativa: en la que sus ministros no vuelvan a acusar a los demás europeos de practicar el “chantaje” (como en el punto 5 del catecismo). Más aún si deben pedirles dinero extra. Por cortesía.
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