“¿Cómo va España a construir su futuro si no recupera a sus jóvenes científicos?”
El científico británico es una de las voces más autorizadas no solo sobre ciencia, sino también sobre ética y política científica
Lo ha sido todo en la biología británica, pero Peter Lawrence también es un gran conocedor de la ciencia española tras 40 años de colaboración con sus colegas de Madrid. Investigador durante la mayor parte de su vida profesional de uno de los más célebres laboratorios del mundo, el LMB del Medical Research Council en Cambridge, a sus 74 años sigue activo en la universidad de esa misma ciudad. Miembro de Royal Society y de Organización Europea de Biología Molecular, medalla Darwin, premio Príncipe de Asturias y miembro extranjero de la Academia Sueca de Ciencias, Lawrence es una de las voces más autorizadas no solo sobre ciencia, sino también sobre ética y política científica. Atendió a EL PAÍS tras asistir a un congreso de biología molecular organizado recientemente en El Escorial por la Fundación BBVA.
Pregunta. ¿Hay males comunes en la ciencia británica y la española?
Respuesta. La situación en el Reino Unido y en España tiene mucho en común. Pero hay una diferencia crucial, y es que nosotros importamos talento científico, y ustedes lo exportan. De hecho, importamos mucho talento científico de ustedes. La cuestión es: ¿por qué?
Los profesores y los investigadores se sienten desmoralizados y despojados de sus derechos, y esto se ha convertido en un proceso autodestructivo que es particularmente fuerte en España"
P. ¿Por qué?
R. Por supuesto, hay problemas universales que afectan a la economía de los dos países, aunque España se ha metido en un lío mucho mayor. El propósito de las universidades y los institutos científicos es la educación y la investigación. Pero los profesores y los investigadores se sienten desmoralizados y despojados de sus derechos, y esto se ha convertido en un proceso autodestructivo que es particularmente fuerte en España. La ciencia ha perdido seguridad, ha perdido tranquilidad, ha perdido tiempo y el sentido de un propósito.
Al mismo tiempo, los administradores, los gestores políticos, los funcionarios adventicios como los de recursos humanos, relaciones públicas y especialistas bibliométricos, han ganado seguridad, confianza, tiempo y salarios, y han ganado poder sobre los científicos, y desde que esto lleva en marcha no ha habido transparencia, de modo que no sabemos cuánto está gastando la universidad en administradores ni cuánto ha crecido ese cuerpo, pero es obvio que tanto en el Reino Unido como en España, el número de administradores ha crecido mucho a expensas de los profesores y los investigadores, tanto en número como en salarios. Incluso los fondos gubernamentales han reflejado esto en ambos países.
P. ¿Ha habido recortes en su país?
R. Sí, lo fondos gubernamentales para la ciencia se han recortado también allí, pero nosotros tenemos más financiación privada que ustedes, en particular el Wellcome Trust, que tiene ahora una fundación de 28.000 millones de dólares que financia a un montón de científicos. Y muchos de esos científicos vienen de España a trabajar a Inglaterra, y también a Estados Unidos.
P. Entonces, ¿qué les está pasando a los científicos?
Nos hemos vuelto la gallina de los huevos de oro. En las universidades británicas, se espera de los científicos que traigan dinero a la institución para pagar al personal administrativo"
R. Nos hemos vuelto la gallina de los huevos de oro. En las universidades británicas, se espera de los científicos que traigan dinero a la institución para pagar al personal administrativo. Nuestras becas y subvenciones se han ido desviando cada vez más para objetivos que van más allá de sus propósitos iniciales, que son apoyar la investigación. En el Reino Unido cada vez más científicos están perdiendo su ocupación fija, estamos perdiendo nuestros trabajos.
En ambos países, solicitar dinero se ha convertido en la principal ocupación de los investigadores. Los proyectos financiados son cada vez menos, más cortos y más exiguos, de modo que necesitamos solicitar cada vez más. En una estancia posdoctoral típica de tres años, los científicos jóvenes tienen que pasar la mitad de su tiempo intentando negociar su futuro, entonces ¿cuándo investigan?
P. ¿Cómo afecta esto a la práctica científica?
R. Los investigadores han invertido la forma de hacer ciencia: ahora tienen que confeccionar sus publicaciones, hacer a medida su trabajo para que los artículos encajen en los parámetros bibliométricos adecuados. Esto tiene un efecto dañino sobre los temas elegidos, porque si haces un trabajo original nadie querrá publicarlo; y también daña los artículos en sí mismos, transformándolos de informes científicos en meros anuncios publicitarios. Los científicos tienen que dar bombo a su trabajo, fingir que han hecho cosas que no han hecho, y la ciencia se ha pervertido en sus mismos fundamentos.
Cada vez hay más científicos jóvenes trabajando gratis: se les acaba la beca predoctoral, por ejemplo, y tienen que acabar el trabajo viviendo de sus padres. Es un desperdicio tremendo"
La gestión está dando la espalda a la investigación pura, y de hecho a la educación avanzada. La gente pregunta: ¿para qué sirve una tesis doctoral? Nos dirigimos hacia un pragmatismo cortoplacista y estéril. La gente hace cosas que les puedan procurar financiación y notoriedad, en vez de investigar en lo que resuelve los problemas reales. Porque dedicarse a resolver problemas es mucho más difícil y arriesgado para tu carrera.
P. ¿Adónde va el dinero?
R. Irónicamente, se está desviando hacia los que administran las subvenciones, de modo que hay un montón de gente nueva cuyo principal propósito es rechazar las solicitudes. Cada vez más gente se dedica a representar a la universidad ante el mundo exterior o ante las agencias gubernamentales, y –lo que es aún más extraño— hay gente que se dedica a manipular los informes bibliométricos para persuadir al Gobierno de que les dé más dinero. En la Universidad de Cambridge tenemos un departamento entero dedicado a tomar nuestro trabajo y molerlo a palos para hacerlo más presentable o financiable. Y esa es la gente que ahora consigue los empleos fijos con pensiones. Mientras que cada vez hay más científicos jóvenes trabajando gratis: se les acaba la beca predoctoral, por ejemplo, y tienen que acabar el trabajo viviendo de sus padres. Esto es particularmente cierto en España, y conozco algún caso en Inglaterra también. Es un desperdicio tremendo, porque esta gente ha dado años de su vida para conseguir un alto nivel de preparación tecnológica.
P. ¿Qué le dicen sus colegas españoles?
La gente hace cosas que les puedan procurar financiación y notoriedad, en vez de investigar en lo que resuelve los problemas reales. Porque dedicarse a resolver problemas es mucho más difícil y arriesgado para tu carrera"
R. Hay el sentimiento general de que el dinero no se está distribuyendo correctamente: siempre va a los científicos establecidos que tienen los mejores contactos, nunca a los jóvenes que son la esperanza para el futuro. Si España no invierte en esta gente, ¿Qué se puede esperar sino la actual atmósfera depresiva y el sentimiento negativo hacia la innovación? He hablado con científicos jóvenes de aquí, por ejemplo en el CBM (Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, en Madrid), y por gente joven me refiero a gente más joven que yo –que es casi todo el mundo—, y hay un fuerte desánimo. Es muy triste, porque si vas a otros países, al Reino Unido o a Estados Unidos, ves muchísimos científicos españoles que llevan allí 10 o 20 años, y a muchos de ellos les gustaría volver, están nostálgicos, echan de menos su cultura y a sus familias. Y ustedes les necesitan. ¿Cómo va España a construir su futuro sin ellos, sin esa base tecnológica?
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