Pedro Zerolo, saber morir
Pedro Zerolo demostró entereza y sabiduría para vivir y para morir La suya era una personalidad alegre que no se ha apagado hasta el último suspiro

El saber vivir lo ocupa todo. Secciones de periódico, programas de televisión, libros de autoayuda, salas de espera donde anhelamos que alguien nos alivie la ansiedad con algunos consejos certeros sobre cómo disfrutar del mero hecho de estar vivos. Parece que cuánta más información tenemos sobre la paz de espíritu menos sosiego sentimos, tal vez porque deseamos algo que no existe: una existencia sin contratiempos.
El caso es que a menudo sufrimos por tropiezos nimios, que con un poco de fortaleza podríamos sobrellevar sin queja; sólo hacemos un catálogo real de cuáles son los problemas graves y cuáles los superables cuando nos golpea la enfermedad. Habría que observar con más detenimiento la mirada de las personas enfermas. Si uno se fija, se dará cuenta de que miran a los sanos como diciendo, no entendéis nada.
Queremos que nos digan cómo vivir, pero mantenemos la enfermedad y la muerte fuera de nuestra vista. Así que cuando nos llega la hora de padecer pocos sabemos cómo hacerlo. No fue así el caso de Pedro Zerolo que demostró entereza y sabiduría para vivir y para morir. La suya era una personalidad alegre, tenía la fuerza de la dulzura y eso no se ha apagado hasta el último suspiro. Lo encontré estas pasadas navidades por el viejo Madrid y ahí estaban, a pesar de la delgadez y de la debilidad, la sonrisa de siempre, la educación exquisita, la coquetería en la indumentaria. Habría que aprender tanto de quien muere con la misma elegancia con la que ha vivido. De buenas maneras defendió aquello en lo que creía y amplió el marco de derechos de muchos ciudadanos; sin estridencias se ha despedido, rodeado de su marido Jesús, su familia, y del cariño de tanta gente que le apreciábamos a distancia. Estoy segura de que descansa en paz. Se lo merece.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
Ucrania ataca por primera vez a un petrolero de la flota fantasma rusa en el Mediterráneo
Nikola Jokic, el gigante pasador que supera en asistencias a Kareem Abdul-Jabbar
Los olvidados de Sudán: Viaje al interior de la peor crisis humanitaria del mundo
Pérez Llorca asegura que no tenía constancia de la investigación al alcalde de Jérica por presunta agresión sexual
Lo más visto
- El Supremo condena a ‘Okdiario’ y a Eduardo Inda por intromisión en el honor de Iglesias al acusarle de cobrar de Venezuela
- Los hijos de Isak Andic negocian un acuerdo para pagar 27 millones a la pareja del empresario y cerrar el conflicto por el legado
- Irene Escolar: “Si la gente se droga es porque encuentra en ello una anestesia que necesita. Negarlo es absurdo”
- Eduardo Casanova anuncia que tiene VIH: “Hoy rompo este silencio tan doloroso”
- “No podemos hacer nada”: la IA permite copiar en exámenes de universidad con una facilidad nunca vista





























































