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Si el jamón es de cerdo blanco, no vale decir que es ibérico de bellota. La vaca vieja no es buey, ni toda la carne de buey lo es de 'wagyu' o Kobe. Suena obvio: no se puede engañar a los clientes. Pero, lamentablemente, ocurre. Un estudio de la OCU de 2014 'cazó' a varios establecimientos de kébab de Madrid en el engaño: de 20 variedades autoproclamadas de ternera, siete llevaban carne de caballo y seis de pollo. Además, no vale decir que todo es "artesanal" (por muy pequeña que sea la fábrica que lo produce) ni dar por hecho que el huerto de una prima da siempre productos ecológicos. También deben alertarnos los sitios con precios inflados o demasiado bajos: hay que adecuar de manera justa el precio a la calidad del producto.
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9 motivos para no volver (nunca) a un restaurante

Las patatas fritas son congeladas, la lechuga viene en bolsa y el camarero desaparece. Todo indica que ha fallado en su elección

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