Guillermo de Inglaterra lleva a China su campaña contra el tráfico de marfil
El duque de Cambridge anima al gigante asiático a colaborar con la protección de especies en peligro de extinción Es el primer viaje al país de un miembro de la familia real británica desde 1986
El príncipe Guillermo cerró este miércoles su viaje a China con la visita a un santuario de elefantes. El enclave, situado en la provincia suroccidental de Yunnan —fronteriza con Vietnam, Laos y Myanmar—, es hogar de prácticamente todos los paquidermos que quedan en China, unos 250 en estado salvaje según las últimas estimaciones oficiales. El marfil de estos animales, muy cotizado entre los chinos acaudalados, ha disparado su caza furtiva en todo el mundo, especialmente en África, algo que tanto Guillermo de Inglaterra como su padre, el príncipe Carlos, han denunciado en numerosas ocasiones.
El duque de Cambridge no dejó pasar la ocasión en el que ha sido su primer viaje a China, y el primero de un miembro de la familia real británica en el país desde 1986, para poner sobre la mesa la situación de estos animales. El pasado lunes, durante la reunión con el presidente chino Xi Jinping, mostró su esperanza en que el gigante asiático "se convierta en un líder mundial en el campo de la conservación de las especies en peligro de extinción", según informa la agencia oficial Xinhua. Guillermo es patrón de United for Wildlife, un consorcio que agrupa siete ONG que protegen la vida salvaje.
Pocos días antes de su llegada, el Gobierno chino anunció por primera vez la prohibición de importar productos de marfil durante el próximo año, un gesto que se interpretó como un guiño a la causa de la familia real inglesa. La medida se tomó "para proteger a los elefantes africanos" en un país donde el precio del marfil en el mercado negro alcanzó los 2.100 dólares (1.895 euros) por kilo en 2014, según datos de la ONG Save the Elephants.
A pesar de ser su primera visita a China, la atención del príncipe Guillermo hacia el país más poblado del mundo no es nueva. Es habitual oirle algunas frases en mandarín en sus vídeos que llaman a salvar las especies amenazadas y recientemente mandó sus mejores deseos para el Año Nuevo Lunar también en este idioma. El interés es mutuo: su boda con Kate Middleton —que no le acompañó durante el viaje por su avanzado embarazo— fue ampliamente seguido en el país y el presidente Xi, gran aficionado al fútbol, le dijo que le gustaría aprender del juego de los equipos ingleses.
Sea mediante el deporte o su popularidad, la diplomacia real del príncipe Guillermo tiene por objetivo limar asperezas entre ambos países. Algunas vienen de lejos, como las reuniones que su progenitor ha mantenido con el Dalai Lama o las filtraciones en las que tacha a los líderes chinos de "espantosas estatuas de cera". Más recientemente, la preocupación expresada por el Ejecutivo de Reino Unido ante las protestas prodemocráticas en Hong Kong también ha molestado al régimen comunista.
Actualmente, sin embargo, las relaciones entre ambos países se centran en los negocios tras años de grandes divergencias en asuntos como Hong Kong o el Tíbet. Guillermo de Inglaterra se reunió con varios empresarios chinos en Shanghái, entre ellos Jack Ma, fundador del gigante de comercio electrónico Alibaba.
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