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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Consumo salvador

La aceleración de la demanda sugiere que en 2015 se consolidará el crecimiento español

El cierre económico de 2014, con un crecimiento del PIB del 1,4% (superior en una décima a las estimaciones del Gobierno y la tasa más alta de los últimos siete años), demuestra que la economía ha dejado atrás definitivamente la fase recesiva y se ha instalado en una nueva etapa de reanimación. Y hay algo más: el hecho de que en el último trimestre del año se haya producido una aceleración de la demanda parece indicar, incluso si se descuenta el efecto de las Navidades y de las rebajas, que en 2015 continuará la aceleración del crecimiento hasta tasas próximas al 2% si las empresas consiguen sortear los riesgos que amenazan a una recuperación débil.

Un ejercicio convencional que exponga los factores a favor y contra de esa recuperación ofrece una idea más clara de la situación exacta de la economía. La caída de la cotización del euro y el hundimiento del precio del petróleo son los factores principales que pueden impulsar la economía europea y, por tanto, la española. También juega a favor la tendencia de los consumidores a volver a ritmos de compra similares a los que había antes de que se declarase la crisis. De hecho, el crecimiento de 2014 es en buena parte imputable a la recuperación de la demanda interna y el consumo. El Gobierno aduce que la rebaja de impuestos también influirá en el crecimiento; pero la inyección de liquidez en los bolsillos de los ciudadanos, en absoluto despreciable, no es suficiente para que provoque un choque alcista de las compras.

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También hay factores en contra. El consumo, causa principal de la aceleración de la demanda, se sostiene sobre rentas que han disminuido respecto al inicio de la crisis. Es evidente que este desajuste acabará por reducir la demanda si no se corrige la depresión salarial. El empleo no se recupera de forma satisfactoria, y persiste la amenaza de la deflación (española y europea). El IPC adelantado ha caído el 1,7% en enero y no hay síntomas de que vaya a estabilizarse.

Las estadísticas no sustituyen ni enmascaran la labor de los Gobiernos. A la vista de la fotografía conformada por el crecimiento y los precios, es evidente que el curso general de la economía seguirá la trayectoria dominante hoy (crecimiento más o menos acelerado, con baja creación de empleo, típica de una fase posdepresiva) si no hay un cambio firme de política económica. La circunstancia de que 2015 sea un año electoral hace temer que la inercia restrictiva continúe.

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