Contra el racismo
La semana pasada fui a recoger de una fiesta de cumpleaños a mi prima de seis años. Me fascinó ver allí niños de muy diversas procedencias. A mí, que no puedo estar más a favor de la igualdad entre razas, etnias y países, me hizo mucha ilusión ver a cuatro de los cinco continentes reunidos en 50 metros cuadrados que podría tener el bar donde se estaba celebrando el cumpleaños. Todos juntos, cantando, riendo y compartiendo una misma tarta que bien podría simbolizar este mundo actual, partido en porciones cuando en realidad solo debería haber un trozo. Un gran trozo, no 20 razas, sino una sola: la raza humana. Yo cuando llega la hora del recreo suelo sentarme con más inmigrantes que españoles. ¿Por qué? Porque me interesa la cultura de otros países, me gusta saber de sus costumbres. Me pregunto si el mundo no podría estar unido como esos niños de primaria en esa fiesta de cumpleaños. Si no podríamos cogernos de la mano y vencer a esa bestia, lo único negro de este mundo, el racismo.— Alejandro Vega de los Reyes.