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Vestir a Anna Wintour cuesta 150.000 euros

'The New York Times' estima en esa cantidad el presupuesto anual destinado a que la editora de 'Vogue' luzca perfecta

La editora de 'Vogue', en una foto subida a su cuenta de Instagram.
La editora de 'Vogue', en una foto subida a su cuenta de Instagram.

A muchos el presupuesto anual de 200.000 dólares (150.000 euros) fijado por la revista Vogue para vestir a Anna Wintour les sonará a aberración. Y más en estos tiempos de estrecheces. Pero sería una necedad negarle a la editora de moda más poderosa del mundo el derecho (y el deber) de vestir impecable en todo momento. En una industria, la del lujo, que mueve miles de millones y cuyos productos pueden alcanzar precios astronómicos, esta asignación entra dentro de lo concebible. La cifra es una estimación del T Magazine, el suplemento de The New York Times dedicado a temas de estilo, que ha desgranado otros números sobre la biblia de la moda y su máxima responsable.

Por ejemplo, Wintour ha acudido a más de 3.000 desfiles de moda en representación de la publicación. Si sumamos a eso los cócteles, las galas (como la que orquesta para el Met o la de los premios del Council of Fashion Designer of America, donde juega un papel instrumental), sus cenas organizadas para personajes esenciales de nuestra historia (recordemos: es una benefactora incondicional de Obama) o el simple día a día, imaginen la cantidad de looks que requieren sus tareas cotidianas.

No hace falta que ustedes vieran el documental The September Issue, donde se desplegaba su apretada agenda mientras preparaba el número de septiembre de 2012, el más gordo de su historia (916 páginas). Con que hayan dejado volar su imaginación a raíz de la ficción (o no tanto) plasmada en El diablo se viste de Prada comprenderán el rol esencial que juega en el desarrollo de su trabajo el que vista una u otra marca (algunas de sus predilectas, como Chanel, Prada o Manolo Blahnik están en deuda directa con ella por ejercer de mujer anuncio como nadie). O la cantidad de tendencias que se pueden consolidar por el mero hecho de que la sacerdotisa del estilo decida refrendarlas.

Quédense con otra reflexión: esto es lo que gasta Anna Wintour del presupuesto de la revista. Pero si sumáramos todo lo que cuesta lo que le regalan las firmas y diseñadores a modo de agasajo, obtendríamos una cifra bastante más abultada. Ahora ya, si quieren, pueden indignarse.

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