_
_
_
_

Canciones que cambiaron el mundo: ‘Ohio’, por Crosby, Stills, Nash and Young

Himno hippy de los setenta, la escribió Neil Young tras la masacre de la Universidad de Kent

Carlos Marcos

Unas lágrimas descendieron por la mejilla de David Crosby hasta empapar su denso mostacho. La canción había terminado, pero en la cabeza del músico resonaban, como un lamento, las últimas frases de la pieza: “Four dead in Ohio/, four dead in Ohio [Cuatro muertos en Ohio/, cuatro muertos en Ohio]”. Crosby, Stills, Nash and Young acababan de grabar en un estudio de Los Ángeles la soberbia Ohio, y la emoción atrapaba a estos cuatro gigantes de la música. Crosby fue el que más exteriorizó su conmoción: lloró y lloró.

Portada de la revista 'Life'.
Portada de la revista 'Life'.

Ohio es la historia de un arrebato, un impulso, una canción nacida de las entrañas, sin mucho estudio, sin pensar, a bocajarro. Ocurrió en mayo de 1970. Neil Young, con 24 años, era un músico emergente, a punto de convertirse en una estrella tras su paso por Buffalo Springfield y el arranque de su carrera en solitario. Se encontraba en la casa californiana de su mánager cuando esa primavera se tiñó de sangre. David Crosby, 28 años en aquella época, entró en la casa consternado. Sujetaba en sus manos un ejemplar de la revista Life. Solo una imagen ocupaba la portada. Tres jóvenes atendían a otro, tendido en la hierba, herido de bala. Un titular confirmaba el drama: Tragedy at Kent. Dentro se ofrecía toda la información: la Guardia Nacional americana había respondido con violencia a una manifestación de estudiantes de la Universidad de Kent, en Ohio, que protestaban por la implicación estadounidense en el conflicto de Camboya. Resultado: cuatro muertos por arma de fuego. Se dispararon 67 balas en 13 terribles segundos. Además de los cuatro muertos, hubo algunos heridos, uno de ellos con parálisis para toda su vida. Una masacre.

La canción, en su grabación original.

Surgió de forma rápida. Después de una conversación llena de impotencia e indignación entre los dos músicos, Young amarró su guitarra, comenzó a rasguearla y a escribir la canción: “Están llegando Nixon y los soldados de hojalata./ Al final estamos nosotros./ Este verano estoy escuchando tambores./ Cuatro muertos en Ohio./ Vamos a hacerles frente./ Los soldados nos están disparando./ ¿Qué pasaría si la conocieras y la encontraras muerta en el suelo?/ ¿Cómo puedes correr si la conoces?”. Esta es básicamente la letra de la canción, escueta, dura, directa, señalando como uno de los responsables de la masacre al presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, que llevaba desde enero de 1969 en el cargo. “Es la cosa más valiente que jamás escuché”, dijo Crosby cuando vio que Young mantenía el nombre de Nixon en la canción.

En su reciente aubiografía, Waging heavy peace, Neil Young rememora el sentimiento que le impulsó a escribir Ohio: “Esa gente de la manifestación era nuestra audiencia. Nosotros hacíamos música para ellos. Era nuestro movimiento, nuestra cultura, nuestra generación de Woodstock. Éramos todos uno. Fue algo personal. Había un vínculo entre los músicos y el público de esta cultura: hippies, estudiantes, los chicos de las flores… Llámalos como quieras. Estábamos todos juntos”. Y añade: “El gobierno de Estados Unidos todavía no ha pedido disculpas a los familiares de los cuatro asesinados”.

Crosby, Stills, Nash and Young interpretan Ohio en acústico en 1971.

Curiosamente, en esta misma autobiografía, la memoria le falla al gran músico canadiense, de 68 años, al contar cómo se enteró de la matanza: “Había una foto en el Time [cuando era la revista Life] de una chica, Allison Krause [ella fue asesinada en aquella manifestación, pero el de la foto era John Cleary, uno de los heridos], después de ser tiroteada junto a otros tres jóvenes por la Guardia Nacional”.

La canción es una fusión mental y lírica imbatible. Mental, porque los cuatro compartían esos ideales pacifistas; y lírica, por la magia que se producía cada vez que los cuatros acompasaban sus voces, más cerca de lo espiritual que de lo terrenal. La canción se grabó con todos los músicos tocando en la misma sala [sucedía, y sucede, que se registra por instrumentos, y luego se pegan las tomas] y en apenas unas tomas quedó lista. Se publicó en vinilo sencillo a las pocas semanas. En la cara b se incluyó Find the cost of freedom, una pieza de Stills, también de temática hippie.

Musicalmente, Ohio es una canción con la cadencia de Neil Young y sus Crazy Horse, cuya primera colaboración había surgido un año antes, el 1969, con el segundo álbum en solitario del canadiense, Everybody knows this is nowhere. Ese sonido de Crazy Horse, con sus epopéyicas guitarras y el trote sereno pero contundente que marcan la batería y el bajo. En Ohio aumenta la calidad por las celestiales voces de los músicos.

Su lectura de Ohio en una de las reuniones del cuarteto, en 2000.

Ohio, que se convirtió en uno de los grandes himnos hippies de principios de los setenta, sigue en el repertorio de Neil Young. De hecho, interpreta la canción en su gira de 2014.

En mayo de 1997, Crosby, Stills y Nash (Young no acudió) cerraron el círculo interpretando Ohio por primera vez en la universidad de Kent, al aire libre y para un puñado de estudiantes. Al final de la canción, mientras el coro repite “cuatro muertos en Ohio”, Crosby, el que más exteriorizó sus sentimientos cuando se grabó en tema en 1970, grita, otra vez emocionado (y enrabietado): “¿Por qué? ¿Puedes decirme por qué? Quiero saber por qué”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Carlos Marcos
Redactor de Cultura especializado en música. Empezó trabajando en Guía del Ocio de Madrid y El País de las Tentaciones. Redactor jefe de Rolling Stone y Revista 40, coordinó cinco años la web de la revista ICON. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Madrid.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_