Internet de y para todos
Dilma Rousseff ejerce de anfitriona en una cumbre donde se trata de poner las futuras reglas del gobierno de la Red
Internet se lo inventó Estados Unidos a comienzos de los años sesenta con el fin de que los ordenadores de sus servicios secretos y de Defensa se comunicaran rápidamente y sin fisuras, en medio de un clima de guerra fría. Luego se extendió a las universidades, también norteamericanas, y después a lo que es hoy: una vía de comunicación básica, hasta el punto de que en algunos países ya se ha declarado como bien fundamental de sus ciudadanos. Pero la creación de este servicio de telecomunicación fue en, de, por y para Estados Unidos. Que, medio siglo después, se resista a dejar de gobernarlo es tan lícito como que el resto del mundo, hoy mayoría en conexiones y uso, reclame un cachito de ese gobierno.
Estos días la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ejerce de anfitriona en una cumbre donde se trata de poner las futuras reglas del gobierno de Internet. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ya ha anunciado que su país renuncia al control que ejerce actualmente en el ICANN, organismo encargado de la asignación de los dominios (las direcciones .com, .gov, .net...), además de la supervisión de protocolos para asegurar que una web, que un correo electrónico o la transmisión de una película viaje sin obstáculos técnicos de una punta a otra de la Tierra.
Realmente, el trabajo del ICANN ha sido impecable y, mirado fríamente, hasta milagroso. De ahí que algunos países deseen que la situación se mantenga con los mínimos cambios posibles; pero otros desean cambios más radicales y, además, se han cargado de argumentos.
Las revelaciones de Snowden sobre el espionaje de dirigentes como Merkel o Rousseff —aliadas de Estados Unidos— ha colmado la paciencia de muchos países. Algunos con regímenes o ramalazos dictatoriales, ya bloquean Internet o sus servicios (Turquía es el caso más reciente con Twitter y YouTube). Brasil incluso propuso construir un cable submarino para evitar los nodos de EE UU y así su control. Los radicales quieren que ese gobierno de Internet lo cobije la ONU, pero eso, a los padres de Internet (Vinton Cerf) y de la Web (Berners Lee) les pone los pelos de punta.
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