Qué nos motiva en el trabajo
Además del dinero, que no debería ser incentivo, ¿qué cosas nos sacan de la cama por las mañanas? Los expertos opinan
¿Qué nos motiva en el trabajo? ¡Vaya pregunta!, dirán muchos. Pues el dinero. A primera vista, esa sería la motivación principal de cualquier trabajador, pero no es tan sencillo. Hay más. Los retos, la responsabilidad, el liderazgo… son algunas de las respuestas que nos vienen a la cabeza detrás del sueldo pero, en realidad, la tarea más difícil y agradecida es estar orgullosos de lo que hacemos.
Así lo afirmó Dan Ariely, profesor de Psicología y Economía Conductual de la Universidad de Duke en su charla TEDxRíodelaPlata. “Cuando pensamos en el trabajo, por lo general pensamos en la motivación y el sueldo como la misma cosa, pero la realidad es que probablemente deberíamos añadir todo tipo de cosas: el significado, la creación, los retos, la propiedad, la identidad, el orgullo, etc.”, explica. Partiendo de esa premisa, buscamos las claves de lo que nos motiva y hace mejorar nuestro día a día en el trabajo tirando de media docena de estudios. Tomen nota, jefes y directivos.
Los frutos de nuestro trabajo nos hacen más productivos
Ariely propuso a dos grupos en la Universidad de Harvard construir personajes con materiales de Lego. Empezaron pagándole tres dólares y en los sucesivos les restaban 30 céntimos. La diferencia era que las construcciones del primer grupo se guardaban mientras que las del segundo se destruían al momento frente a sus narices. La conclusión: aunque ambos grupos sabían que su trabajo iba a ser destruido, para el primero ver el fruto de su esfuerzo, aunque fuera poco tiempo, fue el estímulo para fomentar su motivación, una fuente de disfrute y, por tanto, la forma de mejorar su rendimiento.
La clave está en la motivación
Otro experimento realizado por Ariely consistió en crear tres grupos de trabajo en los que los participantes tenían que encontrar pares de letras correlativas en un papel tipo sopa de letras pagándolos igual que antes. El primer grupo ponía su nombre en el papel y al entregarlo, el corrector lo miraba con aprobación y colocaba en una pila; en el segundo caso, directamente se colocaban las hojas con el resto sin prestarle atención, y en el tercero, pasaba ipso facto a la trituradora. El resultado, según explica, tiene dos patas: el último grupo fue el más insatisfecho con su trabajo pero el que más hojas rellenó bien o mal para ganar más dinero, ya que nadie evaluó ni valoró su esfuerzo. Algo similar a lo que le pasó al segundo grupo. Por tanto, “cuando trituras los esfuerzos de la gente, su producción, logras que no estén satisfechos con lo que hacen”, asegura el investigador. “Simplemente ver lo que alguien ha hecho, mirarlo y decir ajá parece ser suficiente para incrementar radicalmente la motivación. Por tanto, la buena noticia es que aumentar la motivación de la gente no parece tan difícil, pero la mala noticia es que eliminarla parece ser increíblemente fácil”, matiza.
Lo más difícil es sentirnos orgullosos
Aquí fue el origami la tarea del estudio. La situación eran dos grupos de trabajo y otros dos de evaluadores. El primer grupo tenía que hacer una construcción con las instrucciones y el segundo con la mitad de ellas. El resultado reveló, por un lado, que todos los constructores pensaban que su trabajo era mejor y más original, y por tanto, pagarían más por él que los observadores y, por otro, el segundo grupo estaba más orgulloso de su trabajo puesto que había supuesto un esfuerzo adicional. Por tanto, agrega Ariely, nuestra valoración del trabajo está directamente relacionada con el esfuerzo que nos implica.
Ayudar a los demás nos motiva
Y lo hace inconscientemente. Un estudio publicado en The New York Times Magazine recogía un experimento hecho en un centro de llamadas para recaudar fondos para becas de la Universidad de Michigan. Las personas que hablaron con estudiantes becados lo hicieron durante más tiempo –un 142% más– e invirtieron más dinero –171% más– en el programa que los que no hablaron con ningún estudiante beneficiado. “Fue casi como si los buenos sentimientos, los operadores en los procesos cognitivos conscientes, hubieran ido directamente a una fuente más subconsciente de motivación”, explica el diario. Pero además, añade el diario con otro estudio (evaluaba la cantidad de médicos y enfermeras que usaban jabón desinfectante en función de si en los carteles ponía que prevenía contagios o prevenía que los pacientes contrajeran enfermedades), ayudar a los demás nos hace seguir las reglas ya que fomenta una conducta prosocial que nos motiva.
La importancia del refuerzo positivo
Imagínese en una entrevista de trabajo. El entrevistador asiente y sonríe a su discurso o, por el contrario, frunce el ceño y se cruza de brazos. Este fue el experimento que realizó la Universidad de Harvard para descubrir que en las situaciones estresantes que son manejables, como las del primer grupo, nos encontramos ante un desafío que podemos manejar mientras que frente a un “estado de amenaza”, como el del segundo caso, cualquier tarea parece más difícil y eso nos desanima. Por tanto, el reto motiva y lo afrontamos mejor cuando tenemos confianza en nuestras capacidades, concluyeron. Y lo mismo pasa cuando esa positividad es emocional. Esas conexiones refuerzan la motivación, desencadenan ternura y mejoran el rendimiento, como comprobó un grupo de investigadores de la Universidad de Hiroshima al poner a sus estudiantes a realizar una tarea de destreza antes y después de mirar fotos de animales simpáticos (los gatitos todo lo pueden).
¿Y en tiempos de crisis?
Aquí tiramos de un estudio patrio para ver cómo ha cambiado la crisis española la percepción de la situación laboral. Esta investigación, elaborada por un alumno de doctorado de la Universidad de Oviedo, apunta a que la estabilidad y las posibilidades de promoción incentivan más al trabajador que una subida salarial. Y más en esta época. “A lo bueno nos acostumbramos bastante pronto, y cuando consigues una subida de sueldo de 200 euros estás muy contento un par de meses, pero luego vuelves al estado anterior”, señalaba el autor del estudio. Por eso, añadía, la formación y especialización de los empleados junto a la estabilidad del puesto de trabajo es una fuente de motivación mayor a la hora de enfrentar nuestra tarea.
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