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Líos de faldas, muerte y corrupción alrededor del poderoso Zhou

El ex jefe del aparato de seguridad de China utilizó la cadena de televisión estatal CCTV “como si fuese un harén”

Zhou Yongkang, ex jefe del aparato de seguridad de China.
Zhou Yongkang, ex jefe del aparato de seguridad de China.CORDON

¿Quién teme a Zhou Yongkang? Hasta su jubilación en noviembre de 2012, casi todos los chinos habrían levantado la mano en respuesta a esa pregunta. No en vano, Zhou era uno de los hombres más poderosos de la segunda potencia mundial, nada menos que el jefe de su omnipresente aparato de seguridad y uno de los nueve miembros del Comité Permanente del Politburó, el máximo órgano ejecutivo del país. Además, este funcionario de 71 años se enorgullecía de utilizar la hoz y el martillo para limpiar el cuerpo de policía de cientos de oficiales corruptos. Y fue él quien decidió prohibir las bebidas espirituosas en los habituales banquetes de la elite del Partido Comunista para acabar con la mala imagen que esas bacanales provocan en la ciudadanía. Nadie chistó cuando dio la orden.

Pero ahora su puño de hierro se funde, y posiblemente sea él quien tiemble ante el negro futuro que le espera. No se sabe nada de Zhou desde que la nueva generación de líderes chinos, liderada por el presidente Xi Jinping, tomó la decisión de ponerlo bajo arresto domiciliario el pasado mes de diciembre. Meses antes había comenzado una investigación, y, al parecer, se descubrió que Zhou había “violado la disciplina del Partido”. Traducida, esa frase comodín ha escondido casi siempre casos de corrupción: desde el ex ministro de Ferrocarriles Liu Zhijun, condenado en julio del año pasado a una pena de muerte suspendida por dos años, hasta el ex secretario general del Partido en Chongqing, Bo Xilai, sentenciado el pasado mes de septiembre a cadena perpetua por diferentes cargos que convirtieron su juicio en un espectacular culebrón.

Ahora, el caso de Zhou puede ser incluso más sonado que el de Bo. De hecho, ya hay quien asegura que su procesamiento puede superar en espectacularidad al que protagonizó la Banda de los Cuatro tras la muerte de Mao Zedong . No en vano, el presidente Xi ha roto una regla no escrita al decidir investigar, por primera vez, a un ex miembro del Comité Permanente del Politburó. Y, ante la falta de información oficial, los rumores sobre los desmanes que han desencadenado el maremágnum político han comenzado a correr como la pólvora y apuntan a una historia de intriga en la que no falta de nada: líos de faldas, muertes en circunstancias opacas, y familiares con las manos largas y los bolsillos profundos.

Diferentes fuentes anónimas citadas por medios de comunicación de Hong Kong y Taiwán aseguran que Zhou utilizó la cadena de televisión estatal CCTV “como si fuese un harén” sospechan que tiene algo que ver con la muerte de su esposa “en un sospechoso accidente de tráfico” de 2008 y con el fallecimiento del general Ruan Zhibo el año pasado , y consideran que la gran redada contra la prostitución llevada a cabo la semana pasada en Dongguan tiene como objetivo “desactivar facciones leales a Zhou” . Por si fuese poco, varios de los directivos de la China National Petroleum Corporation, que Zhou dirigió entre 1996 y 1998, están siendo investigados por corrupción, y su propio hijo, Zhou Bin, ha sido arrestado con cargos similares ligados a la industria petrolera.

A falta de pruebas que den solidez judicial a estas sospechas, el pasado fin de semana la prensa se ha entretenido con la vertiente rosa del escándalo. Según la revista de Hong Kong Dashi Jian, cinco presentadoras de CCTV han sido interrogadas por su relación -aparentemente más que profesional- con Zhou, a quien habían conocido por la mediación del director ejecutivo de la cadena y amigo del ex dirigente chino, Li Donsheng, ahora también detenido. Según Dashi Jian, Zhou podría haber recompensado a las presentadoras con favores ilegales.

Independientemente de que todas estas acusaciones sean ciertas o no, los analistas coinciden en considerar el caso como la piedra angular de una importante purga en el seno del Partido Comunista, dirigida contra quienes no aprueban las reformas planteadas por los líderes actuales. Bo Xilai fue uno de los primeros en caer, y Zhou Yongkang podría ser el siguiente. Pero hay quienes dejan correr la imaginación y apuntan todavía más lejos: ¿Y el ex presidente Jiang Zemin, que fue tutor de Zhou?

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