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Sudán y la ONU

El aún presidente en activo de Sudan es un fugitivo de la justicia global. La Corte Penal Internacional emitió, cuatro años atrás, porque el Consejo de Seguridad le otorgó jurisdicción, sendas órdenes de busca y captura contra él por los cargos de genocidio y crímenes de guerra. El tribunal es un hijo de Naciones Unidas con estrechos vínculos con el Consejo de Seguridad al que rinde cuentas. Lamentablemente, carece de policías que puedan implementar sus resoluciones, depende de la voluntad esperada de la comunidad internacional, que se quiebra en muchos Estados africanos y árabes, ratificadores en gran parte de esta nueva jurisdicción penal internacional.

Ahora el prófugo desafía al sistema y planea su asistencia a la Asamblea General de la Organización que busca su captura. Estados Unidos no tiene la obligación legal de detenerlo y enviarlo a La Haya, al no ser parte del Tratado que solo firmó pero no ratificó, pero sí la obligación moral de hacerlo. El mundo contiene la respiración para ver si el desafío se materializa y USA finiquita cuatro años de flagrante impunidad. Naciones Unidas debe mantener un discurso unívoco para alcanzar la paz sin renunciar a la justicia.— Luis Peraza Parga. Kansas City, Misuri (USA).

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