Las gafas de Google rompen el matrimonio del cofundador Sergey Brin
Se confirma la separación de una de las parejas más conocidas de Sillicon Valley El cofundador del gigante de los buscadores y Anne Wojcicki son socios y tienen dos hijos
Google prepara nuevos diseños para sus gafas robóticas. Pero lo que está dando de que hablar en Silicon Valley no es la montura, mucho menos futurística, sino la chica que las luce en las fotos. Y el culebrón veraniego toma así cuerpo. La joven es una empleada de la empresa más potente en Internet, que estaría manteniendo una relación sentimental con Sergey Brin, el cofundador de Google y el encargado del desarrollo de las gafas.
De hecho, Brin no vive con su mujer desde hace varios meses, de acuerdo con el blog All Things D, la publicación más influyente en el mundo tecnológico. El portavoz del ejecutivo ha indicado que aún no hay separación legal ni divorcio, pero no se acaba ahí la historia. Para rizar más la trama, la joven de las nueva Google Glass tuvo también una relación sentimental con otro directivo de la compañía, el brasileño Hugo Barra, responsable de Android.
Un dato más para el que crea en las casualidades de la historia. Barra, una de las figuras más visibles de Google, anunciaba en su tablón virtual justo cuando se conocía el romance que fichaba por el fabricante chino de teléfonos móviles Xiaomi. Y, en ese momento, el drama familiar también acabó por hacerse eco en Wall Street, donde por cierto no olvidan que Google tiene cerrado su buscador en el país asiático por cuestiones de censura.
La historia dejó pequeña la separación de Michael Douglas y Catherine Zeta-Jones. Sergey Brin lleva casado seis años con Anne Wojcicki, y ambos tienen dos hijos. El cofundador de Google se calcula tiene una fortuna estimada en unos 18.500 millones de euros, que lo convierte en una de las personas más ricas del planeta. Los que conocen a la pareja comentan que la separación está siendo difícil, pero mantienen una relación amistosa.
Ambos tienen 40 años de edad y antes de casarse firmaron un acuerdo prematrimonial, por lo que, de haber divorcio, no se espera que sea un problema mayor para Google como empresa. Ese detalle hizo suspirar de alivio a los inversores. Pero la relación va mucho más allá del hogar. La hermana de Anne, Susan, y aún cuñada de Sergey, es una de las primeras que apostó por Google. Fue ella la que alquiló el garaje en el 232 Santa Margarita en el que nació el buscador.
Sergey Brin y Anne Wojcicki están muy comprometidos en proyectos filantrópicos, a los que han destinado 223 millones. Y, en concreto, en un proyecto para dar con una solución médica al Párkinson. El cofundador de Google heredó de su madre una mutación genética que indica predisposición a la enfermedad. Hace cinco años se embarcó en una verdadera cruzada para acelerar la investigación en ese campo utilizando Internet como arma.
Su mujer está, de hecho, metida de lleno en ese reto, como copropietaria de la biotecnológica 23andMe, financiada por Google.
El nombre de ambos aparece también en el Breakthrough Prize, una especie de Nobel alternativo en el campo de las ciencias de la vida y que lanzaron a comienzos de año con Mark Zuckerberg, de Facebook. Pese a todos estos lazos, parece que las posibilidades de reconciliación son remotas.
El portavoz de Brin, que se dedica a los proyectos especiales al frente de Google X, insiste que ambos siguen siendo buenos socios. Y sobre el futuro de Barra, desde la compañía le desean lo mejor con la empresa china, que ven además como una socia clave para seguir reforzando el dominio de sus sistema operativo Android frente al iOS de Apple y al Windows de Microsoft. También dicen que lo echarán de menos. Por ahora, tendrán que buscarle reemplazo.
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