“Se parece a Kate, gracias a Dios”
La llegada del primer hijo del príncipe Guillermo y Kate Middleton provoca una oleada de celebración patriótica Los padres presentan al pequeño en la puerta del hospital El príncipe de Cambridge aún no tiene nombre
"Estamos todavía pensando el nombre. Se parece más a ella, gracias a Dios", dijo Guillermo de Inglaterra con su niño en brazos. Fue la presentación oficial del bebé real a las puertas del hospital de St. Mary, a las 20.15 hora española, 24 horas después de su nacimiento. Kate Middleton sonreía al lado del feliz papá y corroboraba estas impresiones. Confesaba Guillermo que su primer hijo "es un chico grande". "Y tiene un buen par de pulmones, eso es seguro", añadió. "Cuando sea un poco mayor le hablaré sobre lo mucho que ha tardado en llegar, sé que han estado ustedes mucho tiempo aquí esperando", dijo Guillermo, agradeciendo a los periodistas las horas de guardia ante el hospital. El bebé se marchó en la sillita que su padre llevaba en brazos y que él mismo colocó en el asiento trasero del Range Rover negro que les llevaría a casa. La duquesa se sentó al lado del niño. Guillermo conducía el coche mientras ella se despedía con lágrimas emocionadas.
Reino Unido conocía así al bebé real. Tras la tensa espera de la víspera, llegó la hora de la celebración y el patriotismo. Muchos británicos, a los que les cuesta muy poco envolverse en la Union Jack y echarse a la calle a celebrar lo que haga falta, han recibido al recién nacido paseando frente al Saint Mary’s Hospital en Paddington. Lo han hecho disfrazados de la manera más extravagante posible, con la secreta esperanza de que alguno de los aburridos periodistas que allí hacen guardia les concedan treinta segundos de gloria preguntándoles cómo se sienten o filmándoles cantando o dando gritos de alegría.
Aún muchos más decidieron acercarse al palacio de Buckingham para fotografiarse ante el atril instalado desde el lunes por la noche frente a las verjas de palacio y en el que cuelga el cartel anunciando el nacimiento del futuro heredero.
No faltaron las fanfarrias habituales. En el cambio de guardia frente a ese mismo palacio de Buckingham, la banda de la guardia Escocesa se unió a la fiesta tocando el pegadizo Congratulations con el que el incombustible Cliff Richard llevó a Reino Unido a la gloria de Eurovisión en 1968. En Green Park y en el puente de Londres, el ejército lanzó al aire salvas de cañón para darle la bienvenida al príncipe de Cambridge, tercero en la línea de sucesión a la corona británica. Y en la abadía de Westminster se utilizaron 10 campanas para tocar un himno compuesto en su día para celebrar la bosa de la pareja en esa misma iglesia en 2011.
La atención mediática, sin embargo, ha seguido estando centrada en la puerta principal de la Lindo Wing del Saint Mary’s Hospital, con fotógrafos y cámaras de medio mundo pendientes de capturar la salida de Catalina, de Guillermo y del recién nacido, que no se produjo hasta las 20.15. La ausencia de visitas durante toda la mañana hizo pensar que la pareja abandonaría hoy mismo la clínica. Los portavoces reales, literalmente mudos el día del parto, tuvieron al menos la gentileza de hacer saber que la salida no se produciría antes de las seis de la tarde londinense y quizás se pospondría al miércoles. La llegada de la peluquera de Catalina, sin embargo, reforzó la sensación de que los duques de Cambridge abandonarán hoy mismo el hospital. Y así fue.
A las tres de la tarde, los nuevos padres y el bebé recibieron la primera visita. O al menos a los primeros visitantes que se dejaron retratar por los medios y entraron por la puerta principal de la Lindo Wing. Se trataba de los padres de ella y por primera vez abuelos, Carole y Michael Middleton, que estuvieron algo más de una hora en el interior del hospital. Se marcharon dejando para la historia unas breves declaraciones en las que enfatizaron que el bebé es “absolutamente hermoso”, que tanto él como la madre y el padre están bien y que están “encantados” con el nacimiento. Una hora después llegaban al centro médico Carlos y Camila. El príncipe confesaba poca antes que estaba "emocionado" y deseando conocer a su nieto.
Ninguna pista, sin embargo, sobre el nombre que recibirá el nuevo príncipe. George encabeza las apuestas, lo que hace muy difícil que sea el nombre finalmente elegido por los padres. Aunque, dada la tradición de darles varios nombres a los vástagos de la familia real, podría estar entre ellos.
En Yorkshire, donde se encontraban ayer y hoy de visita, los otros abuelos, el príncipe de Gales y la princesa de Cornualles, se declararon también encantados pero igualmente reacios a dar detalles. Camila, que ya es abuela desde hace algún tiempo, aseguró que Carlos es “fantástico con los niños”.
Por la mañana, Guillermo y Catalina habían hecho pública una nota en la que agradecieron al personal del hospital “la tremenda atención que nos han dispensado a los tres”. “Sabemos que han sido un periodo muy atareado para el hospital y queremos darle las gracias a todos –empleados, pacientes y visitantes– por su comprensión durante todo este tiempo”, dice la nota. “No podemos estar más felices”, subrayan.
El nacimiento del príncipe de Cambridge se produjo el lunes a las 16.24 la tarde hora local, aunque, de forma chocante y no demasiado bien explicada, no fue comunicada al público hasta cuatro horas después. Los portavoces reales aludieron al deseo de la pareja de disfrutar antes de unas horas a solas con su primer hijo. Una explicación sorprendente porque nada les habría impedido hacer eso mismo aunque hubieran tenido la delicadeza de informar al mundo. Y porque la privacidad con la que tan obsesionados parecen estar choca con el hecho de que el nacimiento del niño no solo es un acontecimiento privado: se trata de la persona que probablemente dentro de medio siglo, si no antes, será rey de Inglaterra y jefe del Estado de una quincena de países.
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