La vuelta del Rey
Don Juan Carlos reanuda en Marruecos sus tareas de apoyo firme a la diplomacia española
La vuelta de don Juan Carlos al primer plano de la actividad exterior es una buena noticia porque contribuye al esfuerzo de rehacer el deterioro de la imagen internacional de España. A la vez permite cuidar a un vecino tan importante como Marruecos, con el que hay estrechos lazos humanos, económicos y de seguridad. Las tensiones vividas en el pasado parecen definitivamente atrás y, aunque no se prevén grandes acuerdos en este desplazamiento, la buena relación necesita visitas de alto nivel institucional.
El Rey ha acudido acompañado por una nutrida delegación empresarial. La diplomacia económica, uno de los aspectos indiscutiblemente más importantes de las relaciones exteriores, se produce en un contexto de fuerte expansión de las relaciones comerciales entre España y Marruecos. Sin embargo, la participación de grandes empresas resulta todavía muy inferior a la de importantes inversores franceses, tradicionalmente bien implantados en el reino marroquí. La presencia de don Juan Carlos puede ayudar en ese terreno. El contrapunto es el ligero retroceso del turismo español y la reducción de las remesas de los 800.000 marroquíes que viven en España, fenómenos ambos debidos a la crisis económica.
El viaje subraya la estabilidad del reino de Mohamed VI frente a las convulsiones de otras sociedades en el norte de África. El monarca alauí ha dado las máximas facilidades para la visita. Cabe interpretar como un gesto de buena voluntad el desbloqueo de algunas de las acogidas de menores marroquíes en medio centenar de familias españolas, que habían sido paralizadas. Por parte española, no solo han viajado a Rabat cinco miembros del Gobierno, sino nueve exministros de Exteriores. Esta participación de los que han trabajado en la relación bilateral tiene también una lectura de política interior, porque da cuenta de la voluntad real de moderar e incitar a la cooperación entre diferentes sectores políticos a la hora de desarrollar una tarea de Estado, cualquiera que sea el Gobierno de turno.
El Monarca recupera la salud y demuestra un esfuerzo notable por restablecer la normalidad de su tarea pública y seguir siendo un referente útil a la sociedad española. Una actitud muy necesaria, en medio de la sensación de crisis política y de confianza en las instituciones provocada por avatares propios y ajenos.
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