Taiye Selasi, orgullo afropolitano
Taiye Selasi retratada por Nancy Crampton en un reciente artículo en The Guardian.
Taiye Selasi (Londres, 1981) ha encontrado un término que la define cuando es necesario calzarse una etiqueta: afropolitana. Hija de una activista ghanesa y un escritor nigeriano, nacida en Europa, crecida en Estados Unidos y siempre en movimiento entre tres o cuatro continentes, intentan encasillarla en antologías británicas, norteamericanas o de la diáspora africana. Parece que todos quieran apropiarse de la fotógrafa y novelista, en cuyo curriculum figuran los méritos de haber sido elegida por la prestigiosa revista literaria Granta para un volumen con los mejores relatos cortos norteamericanos del año pasado y como parte de su serie sobre los mejores jóvenes novelistas. La fascinante, sofisticada y talentosa autora de Ghana must go! lo ve desde una perspectiva muy diferente. Escribe un correo electrónico desde su hogar en Roma, rechazando de la idea de ser deseada como patrimonio cultural por todos. En realidad, opina que sucede justo al revés.
"Durante los últimos años, autodefinirme -o definir a otra persona- ha perdido ciertamente su encanto -teclea- Es bonito eso que me dice de que todos quieren "ponerse la medalla" conmigo, pero para ser exactos es todo lo contrario. Nadie me reclama como suya: nunca soy lo suficientemente británica, lo suficientemente afroamericana o lo suficientemente africana para satisfacer a quienes encuentran diversión en el tema de la identidad. Así que, en el año 2005, escribí un ensayo proponiendo una alternativa y he vivido muy feliz a partir de ahí como afropolitana".
El afropolitano es el joven contemporáneo urbano de raíces africanas y mentalidad intercultural o mestiza. Como la propia Taiye Selasi u otro escritor que escapa a las etiquetas: Teju Cole. Suele tratarse de un profesional sin complejos que nada entre varios mundos: Taiye Selasi, por ejemplo, se licenció cum laude en Estudios Americanos en Yale y concluyó un máster en Relaciones Internacionales en Nuttfield College, en Oxford, antes de abandonar los Estados Unidos y establecerse en la Vieja Europa. Amadrinada por Toni Morrison y alabada por Salman Rushdie, esta afropolitana que no conoce las fronteras no siente la presión de las expectativas que han creado su primera novela y los cumplidos de escritores consagrados.
"Antes de que empezar a escribir libros, me enamoré de la lectura. Mis héroes son legión: los hombres y mujeres que escribieron mis novelas favoritas. Morrison, Roy, Fitzgerald, Eliot, Soyinka, Kundera, Nabokov—todos heroicos para mí. Pero mi única responsabilidad es para con mi trabajo: es encontrar la verdad de una historia y contarla. Nadie puede hacerlo por mí, ningún respaldo puede convertirlo en una tarea más fácil, ningún miedo lo transforma en algo menos maravilloso y ninguna publicidad lo hace una vocación menos humilde".
Taiye Selasi se considera una artista y, por tanto, más cercana al amor que a las guerras, sean del tipo que sean. Incluso si es una guerra contra los prejuicios y los malentendidos que suelen lastrar nuestra percepción de las realidades africanas. "Me interesa menos luchar contra la oscuridad que hacer brillar la luz. Escribí Ghana must go! porque amo a la familia Sai. Simplemente. Occidente continuará demonizando, exotizando y tratando con condescendencia a los africanos. Yo continuaré contando historias, haciendo películas y fotografías de lo mismo".
Taiye Selasi concluye con una de sus citas favoritas: "La única cura para el aburrimiento es la curiosidad. No hay cura para la curiosidad". Ésta es una de las frases que inspira a una mujer que se confiesa temerosa del aburrimiento, el fracaso y el criticismo feroz, pero que también se ha prometido a sí misma responder a sus curiosidades a pesar de los miedos.
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