Elegía por un cine

Ah, no, el Urgel no era solo una sala. Era nuestro verano adolescente a la espera ansiosa de las cortinas rojas abriéndose para El coloso en llamas. Era el grito colectivo de miles de personas ante los acordes de John Williams en Tiburón. Era la magia de Scarlett O’Hara en la roja Tara, con fondo rojo de butacas amplísimas, en la reposición de Lo que el viento se llevó. Hay lugares ligados para siempre a la emoción. Hay cines donde el cine como fue, como será para siempre, existió hasta ayer: la gran entrada, los carteles, la grandeza de una sala donde vivir otra vida. Ahora Barcelona, el cine, nosotros mismos somos más pequeños.— Toni Martí García.