El machismo remonta
Aumenta el número de víctimas de la violencia de género, que cada vez son más jóvenes
Tras una semana negra en la que se han sucedido los asesinatos de mujeres a manos de sus parejas o exparejas, la violencia machista se ha cobrado ya en lo que llevamos de año 23 víctimas. Tanto esta cifra, que supera a la del año pasado en la misma fecha, como la naturaleza de los casos que se han producido, alertan de que se está registrando un repunte de la violencia machista, al tiempo que se constata un retraimiento en la denuncia de malos tratos por parte de las mujeres. El análisis de los casos habidos a lo largo de este año revela datos muy preocupantes.
El primero es que la mayor parte de las mujeres asesinadas no había presentado denuncia. De hecho, solo cinco habían iniciado un proceso contra su agresor. Este dato indica que entre las mujeres maltratadas y su entorno no hay la suficiente confianza en la ayuda que les pueden brindar las Administraciones públicas. El número de denuncias ha descendido un 10% desde 2008. Según los registros judiciales, 32.242 mujeres sufrieron malos tratos en España en 2011 y se abrieron 7.744 causas más por violencia doméstica. La reducción de un 21% de los presupuestos destinados a programas de prevención y en otro 18% los de políticas de igualdad no auguran una mejora de las estadísticas. Siempre se ha dicho que para que tenga éxito la lucha contra la violencia machista ha de ser integral y sostenida en el tiempo, principio que se está rompiendo con trágicas consecuencias.
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Otro dato muy preocupante es que una parte considerable de las asesinadas son jóvenes y que entre las mujeres que presentan denuncia por malos tratos aumenta la proporción de las que tienen menos de 29 años. Eso indica que el machismo que nutre las conductas violentas sigue reproduciéndose entre los jóvenes y que las relaciones de dominación, lejos de ser una rémora del pasado, se perpetúan.
En ausencia de otros patrones, muchos jóvenes siguen construyendo su identidad a partir del dominio y la posesión. Esta constatación supone un clamoroso fracaso social, y en particular, un fracaso del sistema educativo. Es importante reflexionar sobre ello, ahora que la Ley para la Mejora de Calidad Educativa acaba de suprimir la única asignatura, la de Educación para la Ciudadanía, que abordaba esta cuestión. No podemos permitir ningún retroceso en los instrumentos de prevención ni facilitar el desarme social y cultural frente a esta insoportable violencia.
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