15 fotosLos bailadores de Santa AmaliaAmaban el jazz desde antes de su prohibición en La Habana, y sus ‘jam session’ se convirtieron en su salvación. Los bailadores de Santa Amalia han resistido 65 años en la isla gracias a la danza. 24 may 2013 - 01:57CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceJuan Picasso y Roberto Manzano llegan a una de las legendarias descargas de ‘La esquina del jazz’. Mantuvieron su amistad durante 70 años. Aunque la movilidad de Picasso era limitada, no fallaba a las peñas. “Aunque te fallen las piernas, lo importante es moverse con swing”, decía. Murió con 80 años bailados.Rómulo SansPapito se enamoró del tap cuando vió Stormy Weather. En aquella película de la Fox, de 1943, los Nicholas Brothers hacían filigranas en el escenario al ritmo de Cab Calloway y Fats Waller. Actuó profesionalmente antes de la revolución y también después. Era una de las atracciones en las descargas de Santa Amalia.Rómulo SansPapito enseñó tap a muchos jóvenes que asistían a las sesiones de jazz en Santa Amalia. En la foto se marca un paso con Shanen, una de sus discípulas predilectas y más aventajadas.Rómulo SansUno de los bailadores de la peña que hasta hace pocos años se celebraba una vez al mes en la casa de Gilberto. Era una antigua tienda de abarrotes, decorada con fotos de Billie Holliday, Nat King Cole, Sarah Vaughan y otros grandes del jazz.Rómulo SansRoberto Manzano era un bailarín único. Contaba que cuando el jazz era mal visto en los años sesenta acabó en más de una ocasión en la comisaría acusado de “penetración ideológica”. “¡Penetrado de qué, so comemierda, a mi lo que me gusta es bailar jazz¡”, le respondió al guardia.Rómulo SansBailadora de Santa Amalia en pleno trance. En ese momento sonaba en la peña Sophisticated lady, de Duke Ellington.Rómulo SansUna descarga de los bailadores de jazz. Entre los amigos se hacía una colecta de dinero para comprar ron y comida y pasar la tarde, y a veces la noche.Rómulo SansLázaro y Noemí en su pequeño apartamento de Centro Habana. Atesoraban una increíble colección de vinilos de las más grandes figuras del jazz.Rómulo SansJuan Picasso en su casa de la Habana. Una leyenda urbana decía que era familia del pintor malagueño, pues un pariente de Pablo Picasso supuestamente viajó a La Habana y tuvo descendencia. Aunque algo se parecía, el renegaba de la historia. Decía que si le ofrecían uno de los cuadros del pintor a cambio de no bailar más jazz, rechazaría la oferta.Rómulo SansPortal de ‘La esquina del jazz’, la casa de Gilberto Torres, sede de la peña de los bailadores de Santa Amalia.Rómulo SansEn primer plano, retrato de Gilberto Torres pintado por Roberto Manzano.Rómulo SansA las peñas en Santa Amalia siempre iban jóvenes a disfrutar y compartir con los bailadores. Querían que se mantuviera la tradición.Rómulo SansUn bailador de Santa Amalia.Rómulo SansLos visitantes de Santa Amalia bailaban toda la tarde. Rómulo SansEn primer plano, Paulina Ugarte, ya fallecida. Era espiritista y tenía en su casa un altar con velas, crucifijos y vasos de agua en los que, decía, habitaban las almas de Billie Holliday, Ella Fitzgerald y otros grandes del jazz, a los que atendía de vez en cuando soplándoles un buche de aguardiente y humo de tabaco habano.Rómulo Sans