Berlusconi llama “feministas y comunistas” a las jueces de su divorcio
El magnate y político italiano fue condenado a pagar 200.000 euros al día a su exesposa Veronica Lario
Silvio Berlusconi debe su popularidad, y buena parte de su inmensa fortuna, a los medios de comunicación. Y, ahora más que nunca, sabe que su futuro político depende de cuánto tiempo consiga estar en el ojo del huracán de la polémica, ya sea metiéndose con Angela Merkel, desvelando sus amoríos con una muchacha medio siglo más joven que él o, como es el caso, llamando “feministas y comunistas” a las tres juezas de Milán que han fijado las condiciones económicas de su separación de Verónica Lario. Durante su última entrevista televisiva en La 7, el anterior primer ministro dijo que no son, como se había publicado, 100.000 euros diarios los que les tiene que pasar a su anterior esposa, sino el doble: “Me obligan a pagar 200.000 euros. Son tres jueces mujeres, feministas y comunistas”.
Berlusconi ya había conseguido, una vez más, el efecto buscado. Tras la entrevista –muy bronca, por cierto--, los vídeos con sus declaraciones saltaron de la televisión a las páginas web de los periódicos y de ahí a los mensajes de Twitter, logrando la repercusión que Berlusconi necesita para, según propia confesión, acercarse en las próximas elecciones –previstas para el 24 y 25 de febrero— al 40% de votos que logró en 2008. Normalmente, los jueces de Milán, acostumbrados a las continuas invectivas del magnate, hacen oídos sordos, pero esta vez han decidido contestarle. La presidenta del tribunal, Livia Pomodoro, ha redactado un comunicado para “rechazar con firmeza las insinuaciones sobre la no imparcialidad de los jueces”. La jueza Pomodoro y sus colegas han decidido decir basta ante “las burlas” de Berlusconi.
Pero no hace falta ser adivino para saber que las burlas, los improperios, las medias verdades y los embustes más absolutos –“yo he cumplido todo lo que he prometido”, se atrevió a decir en la referida entrevista— seguirán produciéndose a la velocidad del rayo, que es la que tiene Berlusconi para producir titulares y polémicas. Durante su intervención en La 7, el anterior primer ministro llegó a acusar a su entrevistadora, Lilli Gruber, de falta de objetividad. Incómodo ante la insistencia de la periodista para que respondiera a sus preguntas y no se fuese por la tangente, Berlusconi le espetó: “Usted necesita un otorrino”.
Cualquiera que conozca mínimamente a Berlusconi sabe que es un consumado actor. Que sus sonrisas o sus enfados en televisión son tan auténticos como su bronceado permanente o el color caoba de su cabello. Según presume, las perspectivas electorales de su partido han crecido 10 puntos desde que reapareció hace tres semanas después de meses de letargo. Hasta las elecciones quedan seis semanas mal contadas. Su consigna está clara. Ningún día sin entrevista. Ninguna entrevista sin titular. Ningún titular sin polémica.
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